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Policía en el Congreso

Francisco Chaviano González

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Con las palabras del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, vicepresidente de los Consejos de Estado y Ministros, concluyó el X Congreso del Sindicato de los Trabajadores de la Construcción. En el mismo fue elegido como secretario general Carlos de Dios Oquendo, quien recibió la encomienda de hacer de diablo con el látigo en la mano.  

Según lo publicado en el periódico Granma el sábado 22 de mayo, hubo respaldo de los sindicalistas a los señalamientos que hiciera en 1999 Raúl Castro sobre las deficiencias del sector, cuando acotó: “Espero que en el futuro, si es necesario hacer críticas, sea sobre nuevos errores y que no se repitan las deficiencias conocidas”. Problemas que continuaron y es evidente que empeoraron, según lo publicado sobre el evento.

Marta García, miembro del secretariado nacional, criticó los métodos habituales de construcción, y  Fidel Figueroa, ministro del ramo, habló de optimizar haciendo sentir el rigor y la necesidad de hacer bien las cosas, no sólo al obrero, sino también a proyectistas, inversionistas y contratistas, como eslabones del proceso.

Ramiro Valdés fustigó los desmanes que afectan a la revolución y, rememorando sus tiempos de jefe de la policía, enfatizó la responsabilidad que corresponde a los dirigentes sindicales para combatir el delito, las ilegalidades y las manifestaciones de corrupción en el sector. Aseguró que en la construcción se constata falta de combatividad ante conductas incompatibles con la sociedad socialista.

Sería bueno que los latinoamericanos observaran con detenimiento estas encomiendas policiales a los sindicatos, devenidos en represores contra los que se supone deberían defender. También recordar aquel pasaje bíblico: “El que esté libre de culpas que lance la primera piedra”. Con lo que cabe preguntarle a Ramiro Valdés si no hay mucho de eso por los predios de la alta esfera gubernamental.

¿Por qué emprenderla con los trabajadores de la construcción, los peores remunerados de América, que  se ven forzados a malversar, pues su paga no cubre siquiera los gastos del desayuno? Y esto ocurre precisamente porque el gobierno del cual Valdés forma parte, decidió imponer salarios de miseria, al igual que eliminó la forma tradicional de construcción, para en su lugar implantar  métodos improductivos, que ahora critican.




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