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Nilo teme por su vida

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Nilo Ruíz, pescador de Santa Fe, conocido como Castero, sufrió el susto de su vida. Era la madrugada del 19 de mayo, estaba a seiscientos metros de la costa, a la altura  de la playa La Puntilla, pescando en su bote de poli espuma cuando recibió la repentina visita del barco 119 de Tropas Guardafronteras, que embistió varias veces poniendo en riesgo su vida.

Desde la nave de guerra un oficial le ordenó que abandonara el bote y subiera a bordo. Ante la negativa del pescador, el militar pidió a un  tripulante que le alcanzara el bichero con la intención de volcarlo.

Nilo le preguntó si le iban a hacer lo mismo que al remolcador 13 de Marzo, hundido frente a la bahía de La Habana, y sus palabras despejaron la intención macabra del militar. Entonces Nilo puso proa a tierra.

El 119 se comunicó por radio con el puesto de mando y solicitó la presencia de tropas terrestres  en el punto por donde atracaría la embarcación de Nilo. Cuando el pescador iba a tocar tierra advirtió  que un jeep con seis efectivos y dos perros pastores alemanes  lo esperaban. Desistió de desembarcar y se fue remando paralelo a la costa hasta el bajo de Santa Ana, seguido por toda la calle Primera de Santa Fe por el jeep con  los perros.

Logró esconderse en un lugar pantanoso, resguardado por el  mangle, como un fugitivo; esperó durante horas hasta que sus perseguidores desistieron de la persecución. Entonces regresó al mar y salió a la playa.

Este tipo de acción coercitiva contra los llamados corcheros, que sobreviven de la pesca deportiva, se ha vuelto  frecuente en todo el litoral. Casi siempre va acompañada del decomiso de la embarcación, los avíos de pesca y los peces capturados. También se imponen multas de hasta tres mil pesos.

Hace unos días Nilo intentó reunir a  los corcheros  con el jefe de Puerto y Capitanía, teniente coronel  Aluíja, para ventilar los problemas de represión contra los pescadores, pero su incitativa quedó tronchada por el  boicot del militar, que no fue a la cita.

Cientos de habaneros alimentan a sus familias con este tipo de pesca, que se realiza desde embarcaciones rústicas, pero  las tropas guarda fronteras impiden el trabajo. A pesar de las represalias y los riesgos, los corcheros decidieron seguir pescando.

beilycorrea@yahoo.es




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