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Hipopótamo volando

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Como en Cuba nada es lo que parece ni lo que debiera ser, resultaría ingenuo tomar con seriedad el propósito de sustituir importaciones que ahora pregonan los caciques. Donde ellos dicen sustituir, debemos entender eliminar. De igual modo que dicen ahorrar para que entendamos carecer, o dicen futuro cuando quieren decir nunca.  

Pero en el caso de la pretendida sustitución de importaciones, este juego retórico y sofístico abandona toda sutileza para convertirse en estafa cruda y dura.

Se supone que para sustituir, lo primero, o lo único, que se necesita es el sustituto. Prescindir de aquello que supuestamente queremos sustituir sin haber asegurado el sustituto de antemano, es, cuando menos, violentar los términos. Y aquí, sencillamente, no hay sustitutos para las importaciones. No fue previsto ese renglón.

El hecho de que durante decenios nuestro más importante rubro de exportación fuese la ideología, mientras los siempre escasos recursos destinados al consumo interno procedían mayoritariamente de las subvenciones que nos llegaban desde el exterior, condujo tal vez a la conclusión de que no era necesario desarrollar la industria, ni procurar que la tierra fuera debidamente próspera.  Fue así como nos convertimos en pichones: viviendo de lo que nos caía en el buche.

Asombra y escandaliza constatar que en Cuba casi todo se importaba. Hubo épocas en las que hasta las hortalizas frescas para el turismo eran traídas en avión.

Y ocurre que de pronto los caciques pretenden (o quieren hacer creer que pretenden) darle un vuelco total a esa situación, justo en medio de la más aguda crisis y del más grave estado de inmovilismo económico que ha sufrido la Isla quizás en toda su historia.

Se han lanzado a suprimir importaciones (porque no les queda otro remedio, ya que no tienen dinero con qué pagarlas y están endeudados hasta el forro), bajo el grotesco supuesto de un plan de sustituciones, que es un hipopótamo volando.  

No casualmente nuestras tiendas permanecen vacías (las shopping, desde luego, ya que las otras son ánimas en pena), en tanto los burócratas se han pertrechado con una frase mortal que ahora utilizan para pararnos en seco: “El país está sustituyendo importaciones”, nos disparan apenas nos acercamos con la vana intención de comprar algo, o reclamar o reparar algo, o solicitar algún otro servicio.   

Si esto significa perfeccionar el socialismo, habría que rogarles, de momento, que lo dejen imperfecto.

 




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