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Cauto agónico

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El río Cauto, el más extenso del país, en la región oriental de la isla, está en peligro, debido a la contaminación de sus aguas, cuya causa principal es el vertimiento directo de desechos sólidos y líquidos a lo largo de su recorrido, que incluyen sus doce afluentes mayores.

La doctora María Clavería Marín, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) del municipio Palma Soriano, provincia Santiago de Cuba, declaró a un medio local que la principal fuente contaminante está en los asentamientos humanos de las márgenes, cuyos habitantes lanzan directamente al río todo tipo de desechos.

Palma Soriano, como tantos otros pueblos, según la especialista, ''carece de un sistema eficiente de alcantarillado y los residuos albañales van directamente al río, contaminándolo y exponiendo a las personas a enfermedades digestivas, entre otras, pues ésta es la principal fuente de abasto de agua para la ciudad palmera, la segunda en importancia económica y social de la provincia''.

Los pobladores no son culpables por la falta de un alcantarillado funcional, y para empeorar la situación de salud y medioambiental, prosigue la doctora Clavería,  ''las empresas estatales contribuyen negativamente al proceso de degradación y a las pérdidas de ecosistemas acuáticos y terrestres, así como a la disminución del cauce y su aprovechamiento como fuente suministradora del preciado líquido''.

La doctora añade a su información que si no se da adecuada atención a los residuales en lagunas de oxidación, tanques, pozos sépticos y en plantas para el tratamiento de residuales, y además, continúan los vertimientos directos de aguas negras en el río, se produce lo que los especialistas llaman encrudecimiento de las aguas superficiales y la contaminación de las subterráneas.

Esteban Gómez, de 70 años, residente en Palma Soriano, apunta: ''Como el servicio recogida es muy deficiente, basura, escombros, animales muertos, todo va a parar al río''.

Los vecinos de Dos Ríos están más expuestos a contraer enfermedades por vivir próximos a las aguas bajas del río. La situación grave de contaminación del río Cauto fue denunciada por el ecologista y ornitólogo cubano Carlos Wotzkow (La Habana, 1961), mucho antes de exiliarse en Suiza, en 1992.

Wotzkow escribió sobre el Cauto en su libro Naturaleza Cubana: ''Alguien dijo a principios de este siglo (XX) que el Cauto era el río más caudaloso de Cuba. Entonces era cierto. La deforestación ocurrida en la Sierra Maestra (más del 60% ha sido talada) ha provocado el cese de las lluvias. Los afluentes que lo alimentaban y que bajaban de la cordillera hoy no transportan más que petróleo, detergentes y aguas albañales de los caseríos cercanos”.

“El río que atraviesa Buey Arriba, por ejemplo, no es más que un arroyo de 20 cm de profundidad y en sus aguas jabonosas apenas queda vida. En 1985, cuando lo visité, pude comprobar este fenómeno. Los vecinos utilizaban sus aguas para lavar ropa, pero además, los tractores y  maquinarias accesorias. Entonces, si uno piensa que esto es una práctica que devino usual en todos los ríos de Cuba, ¿cómo no asegurar que la contaminación del Cauto, con más de una decena de afluentes llenos de petróleo, no sea ya una triste realidad?''.

La doctora María Clavería dice expresa: ''Del Cauto se abastece la mayoría de la población de Palma Soriano, de lo que se infiere que esta contaminación puede influir en la disminución de la calidad de vida y el aumento de las probabilidades de enfermedades infecciosas intestinales, y de transmisión digestiva, aparejado al incumplimiento de indicadores sanitarios, como la no administración, en ocasiones, de sustancias para sanear el líquido, como el hipoclorito''.

Suceso histórico casi desconocido es que Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, acusado en 1844 de escribir unos versos ofensivos contra España, cumplió destierro en Palma Soriano. Céspedes, que además de conspirador independentista fue escritor y poeta, en su soneto Al Cauto, dice en la primera estrofa:

Naces, ¡oh, Cauto! En empinadas lomas,
bello desciendes por el valle ufano,
saltas y bulles juguetón lozano,
peinando lirios y regando aromas.




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