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Los sinsabores del triunfo

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Decir que Cuba necesita cambios en las estructuras y programas del gobierno ya no es sólo una consigna que emergió de la oposición interna, sino una petición generalizada en las condiciones actuales de crisis sistémica. Todo cubano, desde el que madruga para limpiar las calles hasta quien hace del arte y la música su propia reforma, está ávido de rehacer aquellos espacios y libertades que les fueron mutilados con el establecimiento de la filosofía marxista. 

En esta historia algo se gana. Contamos con una disidencia interna dispersa y desenfocada de un proyecto común que, al menos, crece numéricamente. El periodismo independiente, los bloguers y las pacifistas Damas de Blanco, echan a rodar lo que no se hace o dice. Algo también aportan los oficialistas, que desde un enfoque crítico desafían al régimen, aunque a la vez defiendan a ultranza cada una de sus movidas. 

Concluida la segunda vuelta electoral el pasado domingo 2 de mayo, para elegir a los diputados municipales que quedaron pendientes por “empate” en las urnas, me vino a la mente los cientos de cubanos que cada día desfilan por el consulado de España y los Estados Unidos en La Habana, en busca de una salida temporal o definitiva del país. Sabemos que muchos de ellos, yo diría la mayoría de los que en este minuto tramitan ante un cónsul la visa, por conveniencia se sumaron a la lista de electores que asistieron a los sufragios. 

Pero igual conozco votantes dentro de la disidencia interna que aguardan por una entrevista en la Oficina de Refugiados Políticos de los Estados Unidos, también con el propósito de emigrar por supuesto hostigamiento político. No necesito mencionarlos y sí mostrarme critico con ellos. Se prestaron y se prestarían otra vez a la farsa electoral por tal de cruzar el estrecho de Florida en vuelo directo. Esos son los sinsabores del triunfo que añoramos, los que quieren ver una Cuba libre desde Alicante o Miami.  

Se trata de estar bien con Dios y con el diablo, no dejar asuntos pendientes porque toda “desobediencia” puede ser usada en contra de... Porque las oportunidades pesan más que cualquier cosa y votar, o al menos hacer acto de presencia en las urnas, bien puede agregarle sabores a nuestros triunfos y aspiraciones. Cabe preguntarse entonces, si entre los 354 mil 324 cubanos que no asistieron a los colegios electorales el pasado 25 de abril, alguno esté en trámites legales para salir del país. 

Como en un partido de fútbol, nuestro “estado benefactor” va a tiempo de descuento ante una sociedad que a falta de todo, busca escapar al exilio o atrincherarse en las prebendas. Se puede entender que el Presidente Raúl Castro no cambie su discurso y si lo hace es para resaltarlo con negritas o cursivas, al final va a decir lo mismo. Ahora, lo que veo fuera de juego es la actitud preponderante de activistas que dicen luchar por la democracia en la isla, y a la vez se suman al porciento de electores que votó; porque dicen que los asiste la idea de dejar la boleta en blanco (o anulada con frases y garabatos como prueba de insubordinación al régimen. 

¿Acaso no formaron parte de ese amañado 95,86% de electores, que con sólo presenciarse en los colegios electorales apoyó al régimen?

Sin embargo, he experimentado en estos dos domingos de “elecciones populares”, cómo ciudadanos sin afiliación política, incluso católicos, protestantes y evangélicos, se negaron a participar en los sufragios.   
   
Se anuncia constante y sonante el triunfo electoral, pero nadie se cuestiona por qué entre los electores que no asistieron, los que dejaron las boletas en blanco y anuladas en la primera vuelta de los sufragios, sumaron 1 millón 83 mil 510 cubanos. Seguro estoy aumentaría el porciento si los exiliados (más de dos millones), junto a los reclusos, entraran al listado de electores y no electores inconformes con el gobierno. 

Entre los reformistas del oficialismo, dicen que existe la voluntad de cambiar todo lo que debe ser cambiado. Emigrar es la válvula de escape donde pesan más los intereses que las definiciones. Desterremos de una vez la doble moral.

odelinalfonso@yahoo.com  




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