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De la Revolución Cubana lo más odioso: La Censura

Un caso del Grupo de los 75

Alfredo Felipe Fuentes
(Transcripción de María Benjumea, Sevilla, España)

PRISIÓN GUANAJAY, Cuba, mayo, www.cubanet.org) -Libros incautados al activista cívico Alfredo Felipe Fuentes. Condenado a 26 años de prisión, durante la Primavera Negra de Cuba, marzo-abril de 2003.

La enseñanza de los Derechos Humanos (España).
Instrumentos internacionales de protección a los DDHH.
Estudios básicos de DDHH (IIDH, Costa Rica).
Fundamentos de los DDHH de Bartolomé de Las Casas (España).
Protección internacional de los DDHH de las mujeres.
Martí en sus propias palabras (EUA).
La crisis nacional y el movimiento de trabajadores (Cuba).
Anteproyecto de modificación del Código laboral (Cuba).
Cómo redactar la noticia (Cuba).
Periodismo y creatividad ((EUA)?
Las libertades de información y comunicación en Europa (España).
Manual de buena práctica penitenciaria (ONU).
(Y su propio Manual de Derechos Humanos, redactado para impartir sus cursos en la Cátedra de Educación en DDHH que fundó y ejerció por unos meses)
Ésta es una de las múltiples docenas de libros confiscados por el tribunal, y presentados en su sentencia – en Internet, págs. 4, 5 y 12; la autoría y edición de los libros no se especifican- como prueba de delito contra el activista. El caso resulta típico para los demás encarcelados de los 75.
Y se impone la pregunta: ¿por qué se confiscan y proscriben los libros que ilustran los derechos humanos y las libertades públicas?
Una frase pensamiento de nuestro Apóstol, José Martí, nos aproxima a la respuesta:

“Sólo la opresión debe temer al ejercicio pleno de las libertades” (o.c. vol. 4,  
pág. 236).

Alfredo Felipe Fuentes, prisionero de conciencia.
Prisión Guanajay, Cuba.
Abril de 2010.

Nota de la transcriptora.

El señor Felipe Fuentes explica en carta privada la imprevisibilidad de la requisa de libros en las cárceles de Cuba: depende de la dirección de la prisión y de su actitud hacia un preso que escriba en la prensa independiente. Hay presos a los que se les han confiscado Biblias, o libros adquiridos en librerías estatales- me da el ejemplo de “El Alquimista”, de Paulo Coelho-, mientras, sorprendentemente, pasan libros y revistas de la disidencia externa.

Personalmente, el señor Felipe Fuentes no tiene queja de la requisa de libros en la prisión de Guanajay, y le ha llegado todo lo que se le ha donado, no siempre “ortodoxo”. Anímense y envíenle algún libro interesante: él se lo lee todo.

María Benjumea.




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