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Los estándares y el gorilato ideológico

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - La vileza del régimen castrista tiene su dosis de malas pulgas, y como dijera un querido amigo: “En los límites de la tolerancia busca un posible desenlace fatal”. Mientras tanto, no le queda otra variante que desorientar, desinformar e instrumentar a sus vehículos de información sobre el manejo de los derechos humanos en Cuba. A este esfuerzo por desmentir la creciente ola de acusaciones que ha tenido su epicentro en el Parlamento Europeo, se alista ahora un ex sandinista.

Se trata de Tomás Borge, ex Ministro del Interior nicaragüense. Su artículo, Cuba, especializada en salvar vidas, fue publicado en el diario Juventud Rebelde el 21 de marzo. Uno más y no creo que se trate del último, repulsivo y orientado a decir que el prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo era un delincuente, y que como “consecuencia de la debilidad provocada por el ayuno, sufrió una neumonía fatal”. Llama gorilato ideológico a esa campaña mediática que surgió a tenor de los acontecimientos. 

Le sugiero a Tomás Borge que apartemos la cuestión de la salud pública cubana, porque a pesar de ser una mercancía embalada de humanismo ante el mundo y hacia dentro un baluarte político disfuncional, no podemos catalogarla de totalmente mala, sino de insuficiente y mal estructurada. Ahora, intentemos suponer pese a lo acontecido en la semana del 15 al 21 de marzo, que el estado cubano se emplea a fondo con tal de salvar y proteger vidas humanas, independientemente de su raza,  género, afiliación política o religiosa. Tal vez como aliado incondicional del régimen castrista, el señor Borges entienda que el irrespeto en función de la salvaguarda revolucionaria acarree en sí mismo algún distintivo ético o constituya un esfuerzo “sobrehumano” a favor de la vida. Las Damas de Blanco, golpeadas por la policía política en la barriada capitalina de Párraga el 17 de marzo, nueve de ellas evaluadas por médicos del hospital Calixto García, pudieran testimoniar cuán “irrebatible es la lucha por la vida” según esa filosofía humanística tan retorcida.

Borge no averiguó, seguramente no quiso enterarse de ello, que después de ser sacadas por la fuerza de esa localidad las Damas de Blanco, los pobladores del lugar quedaron indignados por los abusos perpetrados contra ellas. Los hubo arrestados y conducidos a la unidad policial más cercana. Casualmente quien escribe también fue arrastrado, golpeado en la cabeza, y luego encarcelado por la policía política, por el simple hecho de querer dar cobertura informativa a la caminata de las Damas de Blanco el sábado 20 de marzo.

Es obvio que después de hablar durante horas e innumerables veces con Fidel Castro como proclama haber hecho Tomás Borge, éste “qued[e] persuadido de su ilimitada honradez y magnificencia”. De ahí que se considere calificado para exhibir “limpios estándares”  y apañar las violaciones de los derechos individuales a los ojos de la izquierda más reaccionaria del continente.  Como la neurona izquierdosa ya viene instruida a repudiar lo que debe ser repudiado, le es fácil trucar la realidad cubana enfatizando y confundiendo viejas prácticas represivas de las fuerzas antimotines en Europa.  A raíz de las golpizas a las Damas de Blanco el miércoles 17, hecho repudiado en gran parte del mundo, se insiste en decir que en Cuba nunca se han lanzado bombas lacrimógenas o balas de caucho contra los manifestantes como en otros países. Tomás Borge sabe lo que sabemos todos, que en cualquier parte del orbe este proceder es contra quienes agreden con palos o piedras a las fuerzas de seguridad. Si me puede señalar un solo disidente o periodista independiente que se manifieste violentamente contra las autoridades en las calles, me salgo de lo que él llama “gorilato ideológico”. Escudarse en los estándares de una revolución acabada no deja ver que Cuba también se ha especializado en destruir vidas y separar familias. La sociedad muere, la economía se desgarra y otro compatriota pacifico ayuna por 26 de sus hermanos presos en estado crítico. También las golpizas injustificables, por muy “técnicas” que sean, pueden cegar una vida. Sin ánimo de ofender, me gustaría preguntarle a Tomás Borge, ex represor sandinista, ¿qué tipo de simios apuntalan su ideología?





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