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La fuerza de las flores

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - En la calle, muchas personas conocidas me detuvieron para preguntarme por ellas durante la semana pasada. Lo hacían en voz baja, pero sin ahorrar la indignación. Incluso una joven me dijo cuánto ha comprendido las manipulaciones informativas del régimen.

La mayoría de las personas me declararon su rechazo a los métodos empleados por las fuerzas represivas del régimen contra ese grupo de mujeres vestidas de blanco que recorren las calles habaneras y reparten flores a los transeúntes.

Las Damas de Blanco homenajearon a sus esposos por los siete años de prisión que sufren. Ellas recibieron el ataque frontal de las porras, organizadas por el aparato represivo del gobierno para hacer creer que era la respuesta “del pueblo enardecido”.

Los ataques padecidos por las Damas de Blanco esta vez fueron de los insultos a la agresión física directa. Cientos de tele espectadores lo vieron por “la antena”; las emisiones de canales de TV de Miami que captan con las redes clandestinas de televisión que pululan por toda La Habana.

Ni la serie de béisbol, ni los reportajes sobre las consecuencias del terremoto de Haití, ni el mantenimiento de la Posición Común de la Unión Europea hacia el gobierno cubano, quedaron en la mente de los que vieron en sus televisores el enfrentamiento de las turbas contra un grupo de mujeres vestidas de blanco, a la salida de la Iglesia de Santa Bárbara en la barriada de Párraga, en un suburbio del sur de la capital.

Un observador expresó que la represión estaba dirigida contra las mujeres de blanco, y también contra los habitantes de Párraga, un barrio pobre, donde el descontento contra el gobierno es mayor que en el centro de la ciudad. Una especie de advertencia a quienes desearan unirse a ellas.

Una madre dijo que parecía increíble que un gobierno que pregona sus bondades al ayudar a poblaciones pobres de tantos países, cometiera tal atropello contra mujeres que solamente piden la liberación de sus esposos y regalan flores en un gesto de paz. Ella estaba en la heladería Coppelia un día de la semana pasada en el momento en que las Damas de Blanco caminaron por los pasillos de la heladería obsequiando gladiolos a los clientes.

Tan fuerte fue la impresión que causaron las imágenes transmitidas por los canales de TV extranjeros captados en La Habana, que un joven asqueado por lo visto, expresó: “Eso es una muestra de la degradación humana a la que empuja el gobierno en su desesperación”.

En definitiva, es un reflejo de la crisis que ahoga la vida de los cubanos, gobernados por quienes no quieren dejar de soñar con una guerra perenne, algo que es lo único que han sabido hacer. Pero es más fácil hacer la guerra que construir la paz.

Nadie con odio puede restituir el tiempo perdido por varias generaciones de cubanos. Mucho menos si tienen miedo a la fuerza de las flores. 




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