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Economía a la deriva

Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Que durante la serie de béisbol el Estadio Latinoamericano no haya tenido luces, es un motivo más para recapacitar sobre nuestra economía. Y si todo fuera como eso, la solución llegaría con un chasquido de dedos.

En la agricultura -sector que va de mal en peor- la burocracia crece al ritmo del marabú. Un dirigente sindical de la provincia Granma, declaró que de los 124 obreros agrícolas con que cuenta una importante cooperativa, 50 ocupan plazas de jefes de áreas, de taller, de maquinaria, de recursos humanos, de economía, de administración, y ¡15 custodios!

En una importante cooperativa cañera de Cienfuegos, que cuenta con 977 socios, solo 339 están vinculados directamente a la producción, es decir, el 34 por ciento. De ellos, sólo 168 obreros promediaron 12 días de trabajo en el mes, y el resto no llegó a 5. Otros no completaron ni siquiera una jornada laboral.  

Baracoa es considerada la meca del cacao, pero la mayor de las fincas destinada a su cultivo, mide apenas una hectárea y media. Por si eso fuera poco, la falta de estímulo debido a los bajos precios deprimió el rendimiento local, de 3 mil toneladas del fruto en el año 2000 a menos de la mitad el pasado año. Un campesino, veterano cultivador de cacao, argumenta que el descalabro se debe al menoscabo de atención humana y a la carencia de raticida, ya que las plagas de ratones ocasionan estragos considerables y los gatos, dice: “terminan siendo amigos de los ratones”. 

La tracción con bueyes en Guantánamo, y la producción de implementos para utilizarla, no se acaban de estabilizar. Se logró amaestrar 380 animales, cuando se previa un plan de por lo menos el doble. Tampoco hay esperanza de coger el toro por los cuernos en lo que respecta a los implementos agrícolas que se fabrican en los talleres agropecuarios de la provincia. Durante algunos años se fabricaron 600 arados anualmente. En 2009 la cifra no pasó de 66.

Fábricas que deben construir otros tipos de implementos no cuentan con acero, carbón bituminoso, oxígeno, acetileno, y se dejan de producir argollas, frontiles, herraduras, clavos de herrar y hasta soga. También están perdidos los herreros, ya sea en talleres estatales o en el sector cooperativo y campesino.

Los campesinos fabrican sus arados con llantas viejas de automóviles, hojas de muelles inservibles, catalinas de bicicleta, tubos que encuentran. Y todavía hay dirigentes que cuestionan a estos hombres que, a veces, “utilizan bueyes para realizar actividades culturales ajenas a la producción”.



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