IMPRIMIR
Danzón electoral

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Creo que fue el 4 de enero cuando reí a carcajadas al leer en el periódico Juventud Rebelde las declaraciones de Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional, quien al presentar a la comisión de las elecciones municipales, expresó que “millones de personas en el mundo desearían tener sufragios tan libres y democráticos como los de Cuba”. Sí, dijo elecciones, no erecciones.

Como Alarcón no es humorista profesional busqué su imagen y comprobé que no era Nelson Gudín, actor y guionista del programa televisivo cubano Deja que yo te cuente, quien nos hace reír con tremenda seriedad. Alarcón es más calvo que Bacán y Mente de Pollo, pero tiene tanto talento como ellos. Tal vez por eso fue diplomático muchos años y lleva dos o tres lustros al frente de los coristas que integran el Parlamento, donde todos votan por unanimidad y aplauden al Jefe de Estado.

Tres meses después del chistecito de Alarcón, las labores de la comisión electoral marchan a todo trapo, al menos en la prensa nacional y en los diarios y emisoras provinciales, expertos en ofrecer un país tan maravilloso que resulta aburrido, gris y más monótono que un danzón de principios del siglo XX.

En los barrios, las reuniones de electores también son predecibles y “democráticas”, tal y como ordena la comisión del Partido Comunista, aunque el montaje de escena oscila entre el danzón y el bolero, según el lugar y la hora de la telenovela. A veces algún pepillo de jeans a la cadera impone el ritmo de reggaetón con una frase: “¡Caballeros dejen la muela y acaben de aplaudir que mi jevita se va sola pa’l Malecón!”.

Al ajetreo de los funcionarios locales se une la inercia y la desesperanza de los vecinos, acostumbrados a “elegir” al que mandan de arriba, siempre que deje vivir a los demás y no sea un chivato declarado.

A juzgar por los rostros exhibidos a veces por la televisión, en las reuniones reina la abulia, la apatía y la gente con cara de velorio. Al desdén con que interpretan el Himno Nacional, le sigue el informe de justificaciones leído por el delegado en funciones, quien a duras penas consigue dos o tres opiniones sobre su inútil desempeño; luego viene el Vía Crucis para nominar a la próxima víctima. Entonces, y gracias al carácter preventivo del mandamás municipal que preside el balance, alguien propone al personaje designado en las oficinas, el cual acepta con resignación en nombre de la Patria, la Revolución y el Socialismo.

El ritual se repite con alguna variante, en ocasiones a ritmo de guaracha por el chistoso que aplaude antes de tiempo, o por el niño asustado ante los gritos contra los “enemigos que sirven al imperialismo”, entiéndase opositores pacíficos, identificados por la plebe como defensores de los derechos humanos.

Así avanza el conteo regresivo, sin nuevos esquemas, debates, pregones ni campañas publicitarias. Todo bien amarradito para que no se cuelen los enemigos de los viejitos que representa el señor Alarcón en la Asamblea Nacional. En abril la gente saldrá del trauma al votar como Dios manda por “el mejor y más capaz”, quizás el más corrupto. El ambiente es monótono como un danzón, pero en la isla de las cotorras la democracia es tan auténtica que basta con elegir a los mudos para que todo siga igual.




http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.