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Willy Toledo, ve a Banes y pide perdón a
Reina Luisa

María Benjumea

SEVILLA, España, marzo, www.cubanet.org -Reina Luisa ha enviado una carta al diario El Mundo: “Carta a Willy de una madre dolida”. Dolida, no indignada ni furiosa ni vengativa, Willy, y se dirige a ti. Ella tiene 60 años, tuvo a su hijo 7 años encerrado en una cárcel de Castro sometido a prácticas tan horrendas que prefirió morir. Reina vive en un poblado remoto, en una casa tambaleante y lleva al menos 20 años sin probar una comida apetitosa, ni poder llevar una dieta equilibrada, ni poder ponerse un vestido bonito; y no tiene ni Internet, ni ya cámaras alrededor. Pero no está muda.

Y tú, ¿quién eres? Un actor “contestatario” que ha hecho unos cuantos papeles estereotipados en el cine: el machito cobarde ante la feminista; el jefe arribista que mortifica a sus empleados… Billy Wilder te habría despachado en la primera criba, después de haber comprobado que sólo tienes una expresión: la de idiota.

Decía Voltaire que la idiotez es una enfermedad extraordinaria: afecta menos al enfermo que a los que lo rodean. Y eso nos pasa contigo, Willy, y con algunos de tus amigos de “Animalario”, esa compañía teatral de “vanguardia” que tienes. “¿Vanguardia” de qué? De la ignominia.

Nunca habría escrito nada sobre ti si no hubiera sabido que tus injurias habían ¡llegado a oídos de Reina Luisa. Cuando te oí, deseé que te tragara la tierra, o que nadie te pusiera nunca más delante  ni un micro ni una cámara, pero estabas promocionando tu peliculita y tenías que dar la nota, la nota del idiota. Y tenías que hacerte la víctima:  “denigrado por los medios”, “me han sacado las palabras de contexto”, “aquí también han torturado a presos”. Cada vez que añadías algo era peor.

¿Quién te crees que son estos presos y sus familias? ¿Sabes cómo viven y lo que comen estas familias de los que tú has llamado “terroristas” y “presos comunes”? ¿Sabes cómo hablan? ¿Sabes lo que dicen? Viven mal, comen peor, hablan dulcemente y sin palabrería. Muchos tienen más estudios que tú. Gástate un dinerito y llama a una de estas madres, sus teléfonos están en Internet. Sé un hombre, coge un avión y ve a ver a Reina Luisa, sólo para ver cómo vive y lo que te dice. Le pedirás perdón espontáneamente porque eres un pobre ignorante. Y te perdonará. En tu carta dice que te quiere ver.

Ensuciaste la noble causa de la valiente saharaui Aminatu Haidar, quien, como Reina Luisa, dejó a nuestro presidente y a su ministro de Exteriores mudos. Orlando Zapata no quería vestirse de preso común porque no lo era; Aminatu no quería escribir en el impreso de la aduana que era marroquí porque no lo era. Las madres de estos dos luchadores peregrinaron para visitar a sus hijos en las cárceles, lo mismo que las madres de los presos comunistas en las cárceles de Franco: a veces no las dejaban verlos,  a veces los veían torturados. Todas madres corajes: comunistas o anticomunistas o sólo madres.

Aminatu hizo una huelga de hambre en un aeropuerto español rodeada de ayudantes y periodistas, vigilias por su salvación, enorme cobertura mediática. Hillary Clinton, Sarkozy y el Rey negociando con el sultán desde el principio. Y tú, tus amigos y tu José Saramago baboseando a su alrededor. Juan Diego Botto, hijo de un desaparecido de las cárceles argentinas, que se paseaba por el aeropuerto contigo, no ha tenido una palabra para un muerto en una cárcel castrista. ¿Cuál es la diferencia? Orlando la hizo en la oscuridad de la cárcel, solo, y sólo intercedieron por él cuando ya era demasiado tarde. Y ¿Quiénes? No José Saramago, ni  todos los escritores y artistas famosos que firmaron por Aminatu.  Orlando no salió en la prensa española más que cuando le quedaban pocos días de vida, y con una breve nota del corresponsal en Cuba.

¿Por qué Orlando fue un paria a tus ojos y los de tus amigos y Aminatu no? Porque ella se enfrentó a un sátrapa favorecido por los Estados Unidos y Francia para que controle a los terroristas islamistas, mientras que Orlando se enfrentó a un tirano mucho peor, pero enemigo de los Estados Unidos. Si tienes otra explicación, dámela.

“Lo torturaron por ser negro”, “lo trataron como un perro”, dice Reina Luisa en su carta a ti. Sí, un “negro” dice su madre, sin complejos. Ella se pregunta si estarás al servicio del Gobierno cubano: no sabe que no hay que pagarte porque eres un  tonto útil. Ella se dirige a ti, Willy, quiere darte información, quiere hablar contigo, conocerte. “No he visto ninguna de tus películas” te dice. Ve a verla a Banes. Te alegrarás.

Reina Luisa, que sigues luchando para que se sepa la verdad, que exiges tu derecho a salir en la televisión a explicar, que te grabaron con una cámara oculta. Aquí en España te has hecho famosa: la primera Dama de Blanco entrevistada en la TVE y copando espacio en la prensa y en la radio. Miles de oyentes llamaron para apoyarte, muchos emocionados. Aquí te queremos y te seguiremos en tu lucha.

“Mi Reina”,  llamamos en Sevilla a la Virgen. Como tú, otra madre coraje.

*Esta carta la he enviado a la Asociación de Actores Españoles. Espero que la lea.





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