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¿Aterrizará el chorizo?

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - El chorizo, manjar presente en la gastronomía de muchos países, ha desaparecido de Cuba. No hay chorizo ni en los mercados de moneda dura.

Ese trozo corto de tripa rellena con carne, generalmente de cerdo, picada, adobada y cocida, se podía comprar hace dos o tres años al razonable precio de cinco pesos. Ahora a ninguno.

Cierto que era de producción casera, adulterado con añadidos de arroz y plátano verde cocidos y molidos, pero las pizcas de carne daban la ilusión de saborear un chorizo cabal. Muy socorrido por las amas de casa para la confección de algunos platos, se ha escurrido de la cocina como ladrón en fuga.

No en balde en alemán se le llama ''chorizo'' al ladrón escurridizo.

El chorizo y otros embutidos andan por las nubes. Lo reconoce El Miño, marca famosa en Cuba que muchos creían española por el nombre del río, y por su calidad.

La mayor fábrica cubana de embutidos, hasta la confiscación en 1962, dedica ahora su producción de fiambres a la empresa estatal Cubacatering, para el consumo de los pasajeros que salen del país en avión.

El Miño muestra al público el galardón que ganó por fabricar sus productos con carne de cerdo producida en el país.

Luis Orovio, de la empresa cárnica Tauro, a la que pertenece El Miño, declaró: “El país se ve en la necesidad de comprar en el exterior cantidades nada despreciables de lomo, pierna deshuesada y algunas especialidades de embutidos para abastecer la red del turismo extranjero y de tiendas recaudadoras de divisa''.

¿Por qué hay que volar de Cuba para saborear un buen chorizo El Miño o de cualquier otra marca?

Ulises Gudarte, primer secretario del Partido Comunista en la provincia La Habana, dijo en una reunión en septiembre de 2008: ''Si La Habana cumpliera el plan de producción de carne de cerdo ahorraría al país 22 millones de dólares anuales''.

Por su parte, Pastor Fernández, agricultor y criador de puercos, expresó a este reportero: “La gente no puede comer chorizo ni tantas otras cosas porque escasea el alimento para los animales; hay excesivo control estatal, prohibiciones, poco salario, desorganización, restricciones al mercado de oferta y demanda. Además, no se escucha a los que saben, y el pago es insuficiente y a veces tardío; también pesa el hecho de que el Estado incumple los contratos. Todo esto explica el desabastecimiento de frutas, viandas, hortalizas y carnes de ganado menor y aves''.

El patriarca de la literatura norteamericana, Washington Irving (1783-1859), en su obra Los compañeros de Colón, cuenta de la pasión de Gran Almirante por la carne de cerdo. También de sus males estomacales por la excesiva ingesta.

¡Qué triste estaría el Almirante si resucitara, para comprobar que los cubanos ni un choricito le pueden brindar! ¡Andan por las nubes!

¡Ojalá aterrice el chorizo!

cosanoalen@yahoo.com




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