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Técnicamente burdo

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -Quisiera saber cómo anda el maridaje entre los Castro y la prensa oficial, o lo que es igual, si la curva de tolerancia crece o va en picada por los últimos acontecimientos. Más cuando se les viene encima una ofensiva mediática sobre todos los flancos posibles, los Goliats de campaña suelen caer en standby por unos días. Después viene lo que llamo apelar a la salvaguarda con argumentos a medias, técnicamente burdos o encontrados por los tropiezos de la inmediatez.    

Sabía que el gobierno demoraría en emitir su juicio, mejor dicho, su desequilibrado juicio, respecto al deceso del prisionero político Orlando Zapata Tamayo el pasado 23 de febrero.  

Obviamente las horas no corrieron por gusto desde su muerte el martes 23 hasta el sábado 27 de febrero, día en que salió publicado el primer artículo oficial sobre Zapata Tamayo. El trabajo de edición cuando de “mercenarios” se trata, debe salir por el más fino de los embudos. Y para ello, desde donde el cuerno no carece de dinero, empeño y sí de convencimiento, el oficialismo amamantó con desenfreno patriótico a sus vehículos más “eficaces”.  

El primero de los comunicadores fue Enrique Ubieta Gómez. Este se apeó con un gancho poco atractivo encima de una nota que auguraba aumentos en la producción de arroz criollo, cuando publicó el sábado 27 de febrero, en el diario oficial de los comunistas (Granma), el controversial artículo titulado “¿Para quién la muerte es útil?” 

La segunda fue nada más y nada menos que la reportera Gladis Rubio, la misma que exhibe los grandes proyectos revolucionarios o toma  prestado un jeep del ejército para cubrir las áreas desbastadas por los huracanes de turno. Su video-reportaje sobre Zapata Tamayo, televisado los días 1 y 2 de marzo, tuvo un tono menos agresivo que el “Ubietazo”, pero irremediablemente estaba patrocinado por espías de corte y pega. Más que todo, Gladis meritó a la salud cubana y sus esfuerzos por conseguir medicamentos “embargados” por el enemigo histórico.       
       
Para el régimen cubano la muerte del prisionero de conciencia tiene que tener un trasfondo turbio, una utilidad entusiasta; Zapata Tamayo ha de ser un amparado en la subvención o el mercenarismo importado. No puede ser de otra manera. Es la política de terror hacia dentro de quienes aún no encuentran la potasa ideal para lavar sus manos, pies y alma. 

Sucede que el periodista vanguardia no es el periodista bueno y que una causa delictiva no se resume en fechas o argumentos huecos, también lleva consigo un número de expediente o fotos si se persigue veracidad en lo que se escribe. Digo esto porque Ubieta presentó a Zapata Tamayo como un preso común procesado por estafa y violación a domicilio, además de considerarlo desheredado  por los defensores de los derechos humanos en el mundo. 

Sin embargo, Gladis Rubio fue más a tono con lo que le orientan. Entrevistó en un solo sentido: fue unilateral, como se le llama técnicamente en el periodismo investigativo. Es por eso que se les extraviaron los disidentes interesados, que no fueron pocos, por la salud de Orlando Zapata Tamayo. Sucede que hurgar en las opiniones adversas implica perder los estímulos en divisas o el “viaje de trabajo” por el empobrecido Caribe. 

Estos materiales oficiales, técnicamente burdos o pésimamente desorientados de la realidad, no serán los únicos. Otros saldrán a la palestra cuando sea preciso desnudar  “mercenarios” o justificar el despido de un ministro.

Los héroes siempre se crecen en la oposición porque los engendra un régimen de injusticias.   





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