Adrián Leiva

MIAMI, Florida, marzo, www.cubanet.org -Mientras los medios de prensa de todo el mundo informan sobre la inmolación por huelga de hambre en las cárceles de Cuba, del disidente y activista de derechos humanos Orlando Zapata Tamayo, e incluso el propio gobernante cubano Raúl Castro ha dicho que lamentaba el hecho (creíbles o no sus palabras, las pronunció), leemos el artículo Murió el mercenario, sus cómplices se lamentan, de JM Álvarez, publicado en Kaosenlared.net. 

El supuesto ciudadano español, en su panfleto, utiliza las palabras más insultantes contra Zapata Tamayo, lo califica de mercenario y celebra su muerte, mejor dicho, su asesinato. Conozco personas de todas las ideas, hasta miembros del Partido Comunista, fidelistas sin militancia y también a militares cubanos; hombres y mujeres que por encima de sus idead o su militancia política mantienen la decencia humana.  No es ese el caso del señor Álvarez.

Siento una profunda admiración por la madre de Orlando Zapata Tamayo que, en medio de su dolor, eleva su voz con dignidad y se muestra, con razón, orgullosa de su hijo.

En cambio, siento una profunda lástima por la madre de este J. M. Álvarez, pobre señora, que después de llevar un feto en su vientre no llegó a parir un ser humano.