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La televisión llegó a El Roble

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) – Hace unos días el jefe de sector de la policía citó a más de cien personas al parque del reparto El Roble, en Santa Fe, al oeste de La Habana, y allí les dijo que estuvieran alertas, porque por los alrededores había muchos delincuentes.

Para la policía, delincuente es aquel que vende naranjas en un saco, yogurt en un carretón tirado por un caballo, trapeadores para limpiar el piso, y cuanta cosa necesita la población y el gobierno no vende.

Después de la reunión, durante la cual los sorprendidos asistentes ni abrieron sus bocas, llegó la televisión a El Roble. Un camarógrafo y un periodista portando un micrófono viejo entraron al centro comercial, mandaron a cerrar las puertas y entrevistaron a las siete u ocho ancianas que quedaron encerradas en el lugar, preguntándoles qué opinaban sobre el desabastecimiento que sufría Santa Fe.

Sin temor alguno, las señoras expresaron su malestar por la situación que sufre Santa Fe desde que el sucesor de Fidel Castro asumiera el poder y cerrara los timbiriches particulares donde se podía comprar viandas y frutas.
Dicen que ese día, al anochecer, algo salió en el Noticiero Nacional de Televisión. No las quejas más directas, claro, sino dos o tres que se hicieron con cierta sonrisas de recelo, o algo peor.

El centro comercial estuvo cerrado durante casi una hora para que los reporteros de la televisión hicieran su reportaje. Algo inexplicable, ya fuera se aglomeraban los curiosos y la gente que quería hacer sus compras, sin entender qué necesidad había de tener encerradas a las entrevistadas.

Pero de lejos, es desde donde mejor se aprecia el paisaje, e intuyo que el cierre del establecimiento se debió al temor de que pudiera ocurriera una explosión masiva de protestas, al preguntarle su opinión a los clientes.

A la temprana hora que llegó la prensa, y con los estantes del centro comercial casi vacíos, era lógico que encontraran dentro muy pocas personas. Si hubiera entrado, la turba de curiosos que se reunió en el portal podría haber creado una situación indeseable.

Discretamente, nuestra televisión salió a preguntar “la opinión del pueblo”, a puertas cerradas y con todo cuidado hizo las preguntas pertinentes. Luego escogió las respuestas convenientes, editó el material y reportó “en directo”. Todo muy “espontáneo”.




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