Francisco Chaviano González

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - La 5ta Avenida de Miramar se volvió a engalanar de flores mariposas el pasado domingo, como homenaje a los padres presos. Delante de la comitiva marchaban cuatro niños cual tributo de felicitación, orgullosos de sus padres encarcelados. Como si se tratara de un llamado del reino celestial invocando a la Primavera Negra, la casualidad hizo que desfilaran 75 Damas de Blanco, de las 80 que acudieron a la parroquia de Santa Rita, como apoyo a los prisioneros políticos.

Emotivo resultó el momento en que las Damas llevaron hasta el altar de Santa Rita al prisionero Ariel Sigler Amaya, para dar gracias a la patrona de la iglesia por la reciente liberación con licencia extrapenal del reo de conciencia, que se encuentra  en muy delicado estado de salud. Su presencia es en sí una denuncia al maltrato en las prisiones cubanas, porque en lugar del atleta corpulento encarcelado en el año 2003, hoy devuelven a sus familiares un hombre famélico, cuya estampa parece estar más cerca de la muerte que de la vida.

La caminata hasta el carillón de la calle 10 transcurrió en total tranquilidad. En esta ocasión la policía política no llevó a su turbamulta. Algunos transeúntes que circulaban en vehículos por la vía les hicieron gestos de solidaridad.

Al concluir la marcha, como es costumbre, paradas frente a la iglesia con sus gladiolos en alto, las Damas corearon: “Libertad, libertad, libertad”. Luego pasaron al parque contiguo con el mismo clamor. Laura Pollán, líder del grupo, contestó algunas preguntas de la prensa. Aseguró que mientras hubiera un solo prisionero político, habría desfile de las Damas de Blanco. También argumentó que no asistió a la misa del pasado día 17 presidida por  Monseñor Dominique Mamberti en la Catedral de la Habana, debido a que tenía programada una visita conyugal, y no porque no hubiera sido invitada, como especularon algunos. Dijo también que esperaba que el gobierno liberara a otros prisioneros políticos en los próximos días.

La actividad concluyó con el clamor de Reina Tamayo, quien gritó con energía: ¡Zapata vive! Y todas las Damas de Blanco corearon, con los gladiolos en alto: ¡Zapata vive!