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A la espera de los cambios

 Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Hallar dentro de Cuba una señal alentadora  en relación a un eventual proceso de transformaciones profundas en la economía, es un asunto condenado al fracaso. Hasta el momento, los cambios efectuados no trascienden los límites del formalismo. Los magros resultados obtenidos a partir de las medidas adoptadas con el fin de incentivar la productividad y la eficiencia, ofrecen los motivos para calificar tales movimientos como ardides en el triste juego de  hacer creer que se trabaja seria y responsablemente en pro de sacar al país del estancamiento.

En realidad, los indicios son desalentadores. Creer que con tímidos arreglos se puede avanzar en el camino hacia el logro de la sustentabilidad económica, es algo que no resiste un análisis sensato, ni pueden asumirse como un programa veraz para superar las adversas circunstancias que enfrenta el sector.

Las dimensiones de la crisis deberían haber conducido a un replanteamiento de las prioridades y a un ajuste los parámetros de racionalidad. Sin embargo, todavía se continúa es una especie de limbo donde no hay nada claro. Las expectativas creadas a través de discursos que apuntan a zafar los nudos del inmovilismo, van muy por detrás de una realidad que pone en primer plano los efectos de una recesión económica, matizada por la represión y otras herramientas de control social, que podrían estar en el límite de su factibilidad.

Uno de los artificios usados para reforzar los esquemas publicitarios que marcan las pautas de una presunta voluntad de cambios, es la sustitución de funcionarios de alto rango, sin que haya indicios de una nueva  concepción a la hora de definir los planes de reanimación económica.

Ahora, según el calendario de reemplazos, le tocó el turno a Gustavo Rodríguez, quien asume el Ministerio de la Agricultura, dirigido con anterioridad por el general de división y actual Vicepresidente del Consejo de Ministros Ulises Rosales del Toro.

Rodríguez Rollero de 46 años, quien era Viceministro del ramo, es la nueva cara con la que el poder estaría buscando, o bien el apuntalamiento de las expectativas en torno a una transformación, o una figura proclive a ser utilizada como pieza de sacrificio.

Rosales del Toro no fue destituido del cargo. Ahora se ocupará de “brindar una atención integral a los ministerios del Azúcar, Agricultura e Industria Alimentaria”, según se anunció. ¿Quién pagará las millonarias pérdidas en el sector durante el mandato de del Toro?      
 
Es obvio que el régimen ha podido sortear el camino a la transición. Esa astucia podría estar en su fase final. Los escenarios cambian rápido, y la perspicacia para salir del atolladero puede que no se ajuste a la dimensión del problema.

El cambio en Cuba es un hecho a concretarse por encima de los deseos de los dirigentes. Una mirada a lo que acontece basta para certificar la exactitud del vaticinio.

oliverajorge75@yahoo.com 




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