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Logros en sillas de ruedas

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Hace unos días, nuestros caciques declararon que en Cuba no se necesita una evaluación objetiva de la situación del país, por parte del relator especial de la ONU, sobre la tortura y los malos tratos en las cárceles. Tal vez lo que quisieron decir es que no resulta necesario visitar las cárceles para hacer esa evaluación. 
  

Ahora mismo bastaría con ver en las condiciones que han dejado al preso político Ariel Sigler Amaya, quien quedó parapléjico debido a una neuropatía carencial asociada a la falta de alimentación y a otras afecciones contraídas en la cárcel. 

Apenas 7 años atrás, cuando el régimen lo internó en mazmorras por el único delito de oponerse pacíficamente a su mal gobierno y a sus dogmatismos dictatoriales, Ariel Sigler Amaya era un hombre sano y fuerte, de 40 años de edad.

Ahora lo acaban de regresar a su casa, en estado grave (quizá para evitar el escándalo de que muera en la cárcel), bajo el estatus de licencia extrapenal. Así, en caso de que sobreviva, sería más fácil volver a meterlo tras las rejas.

“Pocos países pueden exhibir los resultados de Cuba en el tratamiento a la persona sancionada y en su reinserción plena a la sociedad”. Esto también lo afirmaron nuestros caciques a través de un reciente comunicado de su misión ante la ONU, en Ginebra. Y es igualmente cierto, una verdad grande como el capitolio.

Desde las tenebrosas ergástulas destinadas a los rebeldes en la época del esclavismo, son muy pocos los países que puedan exhibir un sistema de prisiones en los que 7 años resultan suficientes para devolver en sillas de ruedas (y a veces en camillas o en ataúdes) a quienes entraron jóvenes y llenos de salud.

Tal vez era en eso en lo que estaban pensando los voceros del cacicazgo al declarar en Ginebra que Cuba (es decir, ellos) tiene reconocidos logros en materia de justicia penal.

Nadie lo duda. Y si por casualidad alguien no ha tenido aún la ocasión de verificarlo, está a tiempo. Será suficiente con que vea las fotos de Sigler Amaya, y con que lea los testimonios de sus familiares y  compañeros en la prisión.




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