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Donde el sufrimiento es parejo

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Siempre le oí decir a mi abuela materna que los malos agonizan en medio de la desesperación. Recuerdo la agonía de Francisco Franco, en el filme histórico, y la de Stalin, descrita por su hija Svetlana como terrible; y su última mirada espantosa y demencial.

Pienso en todo eso y me digo: Una vida de grandes sufrimientos y culpas se refleja en el rostro de quien está próximo a morir. Ese sufrimiento se refleja mucho antes, a los setenta, setenta y cinco, ochenta años. Hay ancianos de rostros apacibles y bellos, y otros que son feos y parecen locos.

Voy a referirme a Fidel Castro. Ojalá y sea la última vez que lo haga y así complazco a un amigo del alma que me reprocha que escriba tanto sobre el dictador. Tiene razón. Pero, amigos lectores, ¿se han fijado ustedes lo feo que luce el personaje? Y eso que se escogen las fotos que se publican. Aún así, vemos en cualquiera de ellas la misma mirada espantosa, demencial y furiosa que de Stalin. ¿No será por eso que se esconde, él, a quien siempre fascinó ser visto y admirado por las masas?

Son muchas las razones por las cuales debe estar sufriendo nuestro dictador, lo que quizás explique sus diabólicas miradas en las fotos publicadas en sus periódicos. ¡Han sido tantos sus fracasos!

Empecemos por el año 1965, cuando en un discurso aseguró que la “batalla de los huevos” había sido ganada, que el pueblo contaría, a partir de ese año con 60 millones de huevos al mes. Al año siguiente aseguró que íbamos a tener tanta leche en 1970, que se podría llenar la bahía de La Habana, y sobraría para exportar.

En 1967 planeó desecar la Ciénaga de Zapata y convertirla en tierras productivas.

¿Y qué pasó con el café del Cordón de La Habana? ¡Ni hablar del peluquín! 

Desde el ataque al Cuartel Moncada, el desembarco del Granma, hasta la fecha, todo lo que ha tocado Fidel Castro ha sido un rotundo fracaso, adornado con marabú.  En Cuba no hay arroz, ni leche, ni jabón para bañarse. Tampoco hay huevos. ¿Cómo pensar que el causante de tantos fracasos no sufre? Sufre él, el pueblo, y hasta los millones de cubanos que viven exiliados, aunque tengan huevos y leche. Alfredo Guevara se confunde al decir que los cubanos están adormilados; es tristeza lo que se ve en nuestros rostros. 

¡Y pensar que con que solo dos cubanos se fueran bastaría para que los restantes millones fuéramos libres y felices!




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