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¡Caballeros, qué calor!

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Si por estos días usted entra en una tienda recaudadora de divisas, y se encuentra que el dependiente intenta introducir a una clienta en una nevera, no se asuste. No se trata de un acto de violencia, el inusual hecho es resultado de la combinación de las altas temperaturas del verano cubano y las medidas impuestas por el gobierno para ahorrar electricidad.
 
“Caen como pollos por el calor” -afirmó un empleado mientras intentaba mover la cabeza de una anciana desfallecida hacia el interior de una vitrina de refrigerios. El hecho ocurrió en el mercado Eklo, antiguo Almendares, pero se repite por todo el país.

A los administradores de las cadenas de tiendas recaudadoras de divisas se les ha ido la mano con tal de sobre cumplir los planes estatales de ahorro de electricidad. Inicialmente, les pedían a los dependientes mantener los equipos de aire acondicionado funcionando sólo dos o tres horas al día.  Ahora, cuando la humedad relativa es de más del 85% y el termómetro supera los 34 grados, amenazan con mantener los aparatos apagados permanentemente. Y todavía no hemos llegado a los meses más calurosos.

Las mercancías, expuestas en locales que no fueron diseñados para permanecer sin climatización, se deterioran. El insoportable calor espanta a los posibles compradores extranjeros, no acostumbrados a semejante tortura.  Es un verdadero milagro que se venda algo.
 
Los trabajadores de estas entidades también sufren, obligados a registrar productos, o contar dinero, en locales cerrados a cal y canto. Para colmo se les exige el uso de calurosos uniformes cerrados, como si estuvieran en invierno. Un empleado comentó: “Entiendo la necesidad de ahorrar; pero, ¡a qué costo! Las empresas de control gastan combustible enviando inspectores para comprobar que los aires permanecen apagados, cuando es más económico mantener niveles de climatización aceptables, que reponer los miles de productos, ordenadores y equipos de oficina que se están echando a perder”.

En algunas tiendas se utilizan los ventiladores destinados a la venta para refrescar el ambiente. En muchas tiendas grandes, con aire acondicionado central, los equipos se han roto. Quizás el hecho de que la mayoría de los administradores de estos negocios sea militares jubilados, explica su desvelo y disciplina militar por cumplir las órdenes ciegamente, sin reparar en las consecuencias y criterios de los trabajadores.




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