Odelín Alfonso Torna (PD)

LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org  -Aún recuerdo el momento en que fui golpeado y arrestado brutalmente el 20 de marzo pasado, cuando daba cobertura informativa al sexto día de caminata protagonizado por las Damas de Blanco, a raíz del séptimo aniversario de la Primavera Negra de 2003. Los oficiales de Seguridad del Estado que pude identificar llevaban teléfonos móviles; desde luego, libres de costo y sin restricciones de red, para cuando fuera preciso reprimir a estas mujeres indefensas. 

Digo esto porque la única empresa de telefonía celular en Cuba (ETECSA), promueve nuevas estrategias que faciliten acercar al cubano a este servicio, legalizado para los cubanos desde el 14 de abril de 2008. Enhorabuena.
 
“El que llama paga” (anuncia el nuevo slogan), lejos de procurar más rentabilidad en el servicio celular prepago en el horario diurno, termina por empujar a los titulares al uso de la mensajería de texto, igual con precios prohibitivos en moneda convertible (cuc), pero algo más asequible para nuestro bolsillo.

El servicio de telefonía celular en Cuba puede considerarse el más caro del mundo, si tenemos en cuentas que el salario mínimo de un obrero ronda los 420 pesos mensuales; o lo que es igual, 16.75 cuc. El costo de la llamada de entrada o salida entre móviles (0.45 cuc) equivale para el cubano a un día de trabajo. Recargar el servicio con una tarjeta prepago de 10 cuc, a 25 días laborables, y la contratación de una línea, a un precio de 40 cuc, significa sacrificar dos meses y medio de salario.

Los ejecutivos de ETECSA sugieren que a mediano y largo plazo el costo de las llamadas disminuirá considerablemente, si los procesos inversionistas logran ganar en cobertura, y por consiguiente, en número de suscriptores. Por ahora, la retribución más viable para el desarrollo infraestructural de la empresa viene de los 820 mil usuarios con servicio prepago.

Esto quiere decir que los titulares con servicio prepago en la telefonía móvil, en los cuales me incluyo, no sólo sostienen e impulsan con sus haberes la política de ETECSA. También costeamos esa cuota subsidiada por el Estado de 120 mil teléfonos comunitarios con tecnología celular, además de otro volumen desconocido de usuarios pos pago; entiéndase trabajadores del sector de las telecomunicaciones, las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior y funcionarios del gobierno.

Aún así, ETECSA libra una batalla a brazo partido por su expansión, a costa de nuestro esfuerzo por mantener una titularidad con precios de mercado abusivos e incosteables para la mayoría de los cubanos.

Al escuchar el gancho promocional “el que llama paga” (0.60 cuc de importe para quien efectúa la llamada, y libre de costo para quien la recibe), podemos asegurar que, además, estamos costeando otro de los amarres de la dictadura castrista. Y si bien la aspiración de la empresa para el quinquenio 2008-2013 es superar los 1.6 millones de clientes, con más de 300 radio-bases (multiplicadoras de señal) en el territorio nacional, ¿cuáles serán las novedades para los servicios de inteligencia en el país? ¿Acaso con el dinero del contribuyente se instalarán modernos y sofisticados sistemas de escucha o localizadores para vigilar a los opositores pacíficos?
 
Aún así, son más los clientes que renuncian al servicio por el alto costo de las llamadas que los que se inician como titulares.
 
En noviembre de 2009, en una entrevista realizada en el programa de televisión Buenos días, el jefe del grupo de desarrollo, el ingeniero Jorge Luis Valdés, afirmó que ETECSA debía extender su servicio para aspirar a reducir el costo de las llamadas entre móviles o entre móvil y fijo. Según él, un 20 % de los 730 mil abonados con que contaba ETECSA, estaban en la categoría de subvencionados por recibir el servicio en moneda nacional.

Digamos que el asunto del servicio pos pago es un secreto de Estado, y que los titulares con el sistema prepago son los perfectos accionistas de ETECSA. Dicho así, uno nunca sabe para quién trabaja.