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Mangos y naranjas

Adolfo Pablo Borrazá

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Siempre me intrigó por qué los viejos afirmaban que cuando los árboles están llenos de mangos significa que habrá poca comida ese año. Y han tenido razón los viejos en el último quinquenio, porque los mangos desbordaron los mercados, pero la comida ha brillado por su ausencia.

Este año parece que va a ser la excepción. La temporada comenzó en mayo, pero ya estamos en junio y apenas se ven mangos, ni siquiera en las matas. Los pocos que hay cuestan entre tres y cinco pesos y se nota que fueron madurados “a la cañona” con agentes químicos, perjudiciales a la salud. 

Conozco un lugar donde los mangos destinados a la exportación son bien cuidados por el gobierno. La persona que intente agarrar uno puede ir a la cárcel por varios meses. Casualmente, el lugar está cerca de la prisión Combinado del Este. ¿Será que el Estado, con su manía de querer controlarlo todo, también pretende adueñarse de todas las matas de mango del país? 

Se aproxima julio, final de la temporada de la fruta, y como no acaban de aparecer, todo indica que este año vamos a echar de menos los jugos y los batidos, que con el calor alucinante del país, tanto agradece el paladar. No obstante, es probable que los frigoríficos estatales se llenen de mangos y otras frutas. Los gobernantes aseguran ante todo la exportación y sus cuotas personales.  

Apuesto a que este año nuestros cuerpos no estarán en contacto ni con el yodo de los mangos, ni con la vitamina C de las naranjas de Jagüey Grande, que, según Radio Bemba, serán enviadas solidariamente a Haití.  

Acostumbrados como estamos desde hace medio siglo a que el régimen nos desaparezca la comida, apenas notaremos la ausencia de los mangos, porque echaremos de menos otros alimentos más nutritivos. Y ese es precisamente el éxito del régimen: no dar tregua a los cubanos para que no puedan ni pensar en todo lo que les falta. 

Este año no hay mangos, y tampoco comida. Qué dirían nuestros abuelos refraneros si vieran que el mango los desmintió este año en que no hay ni mangos ni comida. Seguramente cambiarían los refranes.

Hay un refrán que preocupa más que los demás, porque tampoco se cumple: “No hay mal que dure 100 años…”. Pero este ya nos dura medio siglo.

adolfo_pablo@yahoo.com 




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