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Entre la profecía y la especulación

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El uruguayo Fernando Ravsberg, corresponsal de BBC en La Habana, parece el más dinámico y controversial comunicador extranjero en la isla, donde formó familia y se relaciona con diversos estratos sociales, lo cual le concede ciertas ventajas en la percepción de los asuntos cubanos, evidentes en sus reportajes, entrevistas, crónicas y en los post de su blog (http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/), con los que complementa su desempeño profesional.

Como Ravsberg es un hombre libre, accede a Internet desde casa, tiene automóvil, salario decoroso, viaja sin permiso estatal y consulta fuentes noticiosas vedadas a los bloggers y periodistas independientes, de quienes guarda distancia para lograr la imparcialidad y evitar contactos con los enemigos del régimen ante el cual está acreditado.

A juzgar por sus textos, Ravsberg no cree en el castrismo ni en los opositores pacíficos, a los cuales minimiza y les baja el perfil. A veces es francotirador pero trata de decir la verdad, dar el contexto noticioso y medir a todos por el mismo rasero, lo cual es difícil en cualquier escenario y casi imposible en el nuestro, marcado por la censura y la desinformación.

Tal vez por eso el corresponsal uruguayo compara a los prisioneros de conciencia de Cuba con los terroristas musulmanes encarcelados en la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo, habla de sus vecinos habaneros que envían dinero a sus parientes de Madrid o Florida, y realiza generalizaciones que oscilan entre la profecía y la especulación.

Ravsberg no es profeta en La Habana, pero dice frases que envidiaría Mahoma. Días atrás, en la entrevista concedida a Emiliano Cotelo para El Espectador de Uruguay, se explayó sobre las “negociaciones” entre la Iglesia Católica y el Gobierno de Raúl Castro, a quienes les concede el beneficio de la duda. Veamos algunas de sus afirmaciones.

“Es la primera vez que el gobierno encuentra un interlocutor interno para hablar de temas políticos nacionales. Hasta ahora el diálogo había sido con otros países, otros gobiernos, parlamentos”.

No sé si el categórico Don Fernando conozca que a fines de los setenta el régimen de los Castro liberó a casi 4 mil prisioneros políticos, previas conversaciones con algunos de ellos y con representativos del exilio en Miami, quienes después ayudaron en el éxodo masivo por el puerto de Mariel (1980). Entonces obviaron a la Iglesia Católica y a la Comisión Cubana de Derechos Humanos. Luego volvieron a llenar las cárceles.

Al repasar los problemas más urgentes que sufre la isla, afirmó que el tema de los presos políticos “no interesa masivamente” a los cubanos, ya que al no contar con una tradición democrática fuerte, su interés se enfoca en lograr el desarrollo material. ¿Habrá realizado encuestas que corroboren la afirmación? ¿Sabrá que hay miles de presos políticos bajo supuestos delitos de atentados, peligrosidad social y otros pretextos? ¿A cuántos familiares y amigos de prisioneros ha entrevistado el corresponsal de la BBC?

Como si fuera poco, el periodista entrevistado profetiza que “a nivel económico e incluso político, Cuba va hacia un modelo muy parecido al vietnamita”. ¿Habrá estudiado a China, Vietnam o Corea del Norte? ¿Será sociólogo y economista o cree en las comparaciones acuñadas por los cubanólogos?

Aunque este señor lleva muchos años viviendo en La Habana, desconoce que los cubanos diferimos de los chinos y los vietnamitas, cuyo modelo de dominación puede fascinar a nuestros mandarines, pero no es aplicable a la idiosincrasia de los cubanos, quienes sabemos destejer muchos tópicos y enmascarar intenciones y circunstancias. Ojalá fuéramos tan laboriosos, pacientes y disciplinados como los asiáticos. Está por ver qué logrará Raúl Castro con su apretura interior.

Según Ravsberg: “La Iglesia católica ha apostado desde el principio por Raúl Castro, el cual es más pragmático, está reorganizando al país, apuesta por institucionalizar el proceso –entiéndase dictadura- y no recibe una presión internacional demasiado grande”. Agrega que “la disidencia es ínfima y de influencia reducida”.

No vale la pena aclarar las cosas que Ravsberg no comprende; él se esfuerza por decir su verdad sin enfadar a la tiranía, a veces en pose de profeta o en tono humorístico, como la anécdota de Yoani Sánchez al ser detenida, cuando los policías la descalifican con una palabra mágica y las gentes se alejan asustadas.
Como el Gato de Cheshire del libro Alicia en el país de las maravillas, el corresponsal de la BBC en La Habana orienta el camino a seguir. Veremos si la prisa del Conejo Blanco desplaza al Sombrerero del tiempo detenido.




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