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Nobel Verde para un cubano  

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Aunque resulte asombroso, dada la caótica situación del sector agropecuario en la isla, el Doctor en Ciencias Agrícolas Humberto Ríos Labrada, obtuvo el premio medio ambiental Goldman 2010, considerado por los ecologistas el Nobel Verde.  El galardón se otorga por un comité internacional en Estados Unidos a seis personalidades, una por cada área geográfica.

El Dr. García Labrada compitió dentro de la categoría de Islas e Isla-nación, junto a los candidatos de países tan avanzados como Japón y Australia. El joven científico, nacido durante la crisis de octubre de 1962, recibió el premio por sus numerosos trabajos científicos para desarrollar una agricultura sostenible, con aportes importantes en la genética de las semillas, mediante métodos aplicados en colaboración directa con los productores.

El investigador creó el Programa de Innovación Agropecuaria Local del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) en La Habana, y un movimiento de agricultura auto sostenible con métodos racionales de cultivo, en el que participan 50 mil campesinos. Propugna una nueva organización agrícola, menos centralizada y desburocratizada, que implica cambios en la comercialización de los productos e incremento de los incentivos a productores y consumidores, a través de la eliminación de tabúes impuestos desde arriba, que durante años han lastrado el auge de la producción agropecuaria nacional.

Durante su estancia en Estados Unidos, el científico recibió su preciado galardón y tuvo la oportunidad de conversar con varios congresistas y el Presidente Obama. “Le dije –expresó Ríos- que quizás era la primera vez que un cubano que vive en la isla le daba la mano. Me echó una sonrisita ligera y le dije que tenía tres cosas para él: mi tarjeta de presentación, mi música –le entregué un Cd- y el corazón mío y de muchos cubanos que aman al pueblo que lo eligió”.

Cuando se analiza con mayor profundidad la caótica situación de la producción agrícola en Cuba, se impone la pregunta de cómo es posible que esto ocurra, e incluso continúe agravándose la crisis en el sector, cuando se han graduado decenas de miles de especialistas en ciencias agropecuarias en los últimos 50 años.

Enigma extrapolable a toda la economía nacional.  En 2010 se llegará a la cifra de un millón de graduados universitarios en la etapa revolucionaria, y 6 de cada 10 jóvenes cubanos entre 18-24 años estudian en niveles superiores, según datos recientes. Asimismo, existen 5 mil 973 doctores o másteres y una considerable fuerza técnica que, por lógica, debería haber potenciado el desarrollo económico y social, lo cual no ha sucedido. 

Por el contrario, el país retrocede constantemente, enseñoreándose la irracionalidad y la ineficiencia.  Muchos de los graduados universitarios -preparados a un costo enorme para la sociedad-, sin estímulos para ejercer sus especialidades, laboran como choferes de taxis, camareros y otras actividades ajenas a su nivel cultural, o se marchan al extranjero.  Si permanecen en centros de trabajos, vegetan sin información tecnológica ni acceso a Internet, por lo que no están actualizados en sus materias, y como consecuencia, disminuyen sus condiciones de especialistas y pueden terminar frustrados.  

Mientras países como Uruguay distribuyen gratuitamente computadoras personales con acceso a Internet a los estudiantes, en Cuba las computadoras son muy caras, luego que desde 2008 se permite comprarlas, y para colmo no se puede acceder a la red de redes desde los hogares, y está muy limitada en los hoteles y en la Intranet del gobierno. Los efectos de la falta de estímulos se potencian en la agricultura, actividad de por sí ruda y sacrificada. Ello explica que el campo se quede vacio, y como se dijo en el reciente congreso de la ANAP, merma constantemente la presencia de los jóvenes en la  campiña.  

El Dr. García Labrada tiene el mérito de haber logrado destacados resultados sorteando las inmensas dificultades existentes en Cuba.  El premio alcanzado se asemeja a una flor nacida en el desierto, que podría fructificar en todas partes si se dieran oportunidades a las personas emprendedoras, que tanto abundan en el país, imposibilitadas de obtener logros debido al obstinado mantenimiento de un sistema que bloquea el desarrollo de la creatividad individual y las fuerzas productivas. 




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