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Definiciones

Gustavo Pardo Valdés

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - A diferencia de otras organizaciones opositoras que existen en Cuba, el movimiento Damas de Blanco se crea de forma accidental. La acción represiva desatada por el gobierno cubano contra 75 opositores pacíficos, obliga a sus familiares a unirse en busca de mutua solidaridad, para llamar la atención de la opinión pública interna y externa, sobre la injusticia que se había cometido con los encarcelados.

Inicialmente, estas mujeres acuden a la Iglesia de Santa Rita, ubicada en la Quinta Avenida del reparto Miramar, donde habían escuchado que se reunía un grupo de mujeres para exigir la libertad de los presos políticos. Las siete que participaron en la primera caminata no tenían noción de la trascendencia de este hecho.

En la vivienda de Laura Pollán se fue formando el embrión de lo que más tarde seria se conocería como Damas de Blanco. Esta nueva agrupación fue ocupando un espacio social cada vez mayor. Cuando se le preguntaba a algunas de estas mujeres quiénes eran las Damas de Blanco, invariablemente respondían: “las familiares de los 75”.

Las constantes presiones ejercidas por las autoridades sobre cada una de ellas, y las dificultades para transportarse desde el interior del país a la capital, sumado esto a las “licencias extra penales” concedidas a algunos presos por razones de salud, contribuyeron al debilitamiento de la participación de las mujeres en las marchas y otras actividades. ¿Casualidad o estrategia?

Cuando las autoridades vislumbraban el ocaso de las Damas de Blanco, un grupo de mujeres que no tenían familiares en prisión, se fue incorporando a las marchas dominicales y a los Té literarios organizados por las Damas.

La policía política ha desplegado un infructuoso operativo contra las Damas de Apoyo para disuadirlas de su participación en las marchas. Ellas continuaron unidas a los familiares de los 75, en número creciente.

Recientemente se conoció una carta firmada por 35 mujeres familiares de los 75, en la cual se pide a las Damas de Apoyo que hagan un receso en su participación en las actividades que realiza el movimiento, reclamo que fue rechazado.
Esta situación pone de manifiesto las fisuras existentes dentro del grupo, que hasta ahora habían pasado inadvertidas por la prudencia y discreción con que el asunto era manejado por las líderes de Damas de Blanco.

La incorporación de las Damas de Apoyo al movimiento original, lo ha fortalecido. Se impone la necesidad de redefinir quiénes realmente son las Damas de Blanco.




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