Rafael Ferro Salas

PINAR DEL RÍO, Cuba, junio (www.cubanet.org) – El pasado mayo se celebró el congreso de los campesinos cubanos. Los medios dieron cobertura al evento hasta el cansancio. La realidad que allí se trató  es diferente a la que se vive a diario.

Lo cierto es que los “guajiros de nuevo tipo” abarrotaron el cónclave de promesas basadas en el mejoramiento de la alimentación del pueblo. Pero los ciudadanos ya no están creyendo en cuentos chinos y basan su escepticismo en la experiencia cotidiana. 

“Parecía un congreso de millonarios, ya se acabaron los guajiros en este país. Todo eso que dijeron es mentira, nos seguimos muriendo de hambre, hay que salir a la calle y ver el precio del arroz, ¡12 pesos la libra!” -comentó Pastora Medina, ama de casa de 63 años y madre de seis hijos.  

Terminado el congreso se dispararon los precios de otros productos. Inmediatamente salieron a la calle los especuladores del cada día a ofrecer lo que el gobierno no tiene, no quiere o no puede vender. Los especuladores son, en su mayoría, intermediarios de los campesinos congresistas que, delante de los que mandan, se comprometieron a “no fallarle al pueblo”. 

“Los campesinos que fueron al congreso son casi todos dueños de granjas que el  gobierno les entregó, también dirigen cooperativas donde cosechan lo que se comen, y que a los ciudadanos les llega en migajas” -dijo a este reportero Osvaldo Trujillo, ingeniero agrónomo jubilado.  

Se trata de un pálido reflejo de lo que se vive en Cuba, y que los medios oficiales no divulgan plenamente, aunque dieron cobertura hasta el cansancio al congreso.