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Dudoso gesto

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Para tener una idea de lo retorcidas que andan las cosas en Cuba no hay que tomar a pie juntillas lo que cuenta la prensa del mundo real, donde, según el régimen y sus compinches, se lleva a cabo una campaña de descrédito contra el “país”.

Basta ver cómo el simple traslado de prisión de unos presos políticos se convierte en noticia dicen que prometedora. Basta con leer los elogios (de amigos y enemigos) que la dictadura se ha ganado por lo que califican como un gesto significativo.

Tal vez haga falta recordar que entre los diversos castigos extrajudiciales que impone el régimen a sus prisioneros políticos (y de paso a los familiares de éstos) está el de enviarlos a cárceles bien alejadas de sus lugares de residencia, una práctica maligna, y además morbosa, ya que no le reporta a quien la aplica otro beneficio que no sea darse el gusto de aumentar el sufrimiento de sus víctimas. 

Si ahora, presionado por las circunstancias y un tanto endulzado por sacras diplomacias, el régimen resuelve aliviar de ese castigo a 6 de sus muchos prisioneros políticos, está bien reconocer el hecho como una buena nueva, pero elogiarlo en tanto expresión de un gesto significativo, tal vez resulte exagerado.

Significativo sería que les abriera las rejas, al menos a los que han perdido la salud y están cercanos a perder la vida por las inhumanas condiciones de su encierro.
Que los devolviese a la calle, no bajo el estatus mezquino y chantajista de licencia extrapenal, sino mediante una amnistía que les quite de encima la amenaza de volver a ser encerrados bajo los mismos cargos, es decir, por el delito de negarse a ser cómplices de sus atropellos y de sus recurrentes fracasos. 

Significativo y hasta esperanzador sería que además de abrirles las rejas a esos paisanos honrados e inocentes, el régimen les extendiera una disculpa pública (a ellos y a sus familiares) por haberlos condenado a ser infelices de por vida. 

Y no es que estemos asumiendo la actitud del franco tirador, dispuesto siempre a ver la botella medio vacía cuando también podríamos verla medio llena. Es que el juicio más elemental aconseja ser, por lo menos, precavidos ante aquellos que se acuerdan de Santa Bárbara únicamente cuando truena.

Después de todo ya quedó advertido en aquel aforismo con aires bíblicos: mostrarse complacientes con el lobo constituye una injusticia irremisible contra las ovejas.

 




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