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Ya no hay trompetas de Jericó

Lázaro González Valdés, ex prisionero de conciencia
 
MIAMI, Florida, junio, www.cubanet.org -Era de esperar que sonaran las trompetas del triunfalismo. Un contexto hostil como el que soporta la mayoría de la sociedad cubana causa confusión, hace ver lo que no existe y tomar malas decisiones. “Muchas veces los pueblos gritan: ¡Viva nuestra muerte y muera nuestra vida!”, indicó Nicolás Maquiavelo.
 
Sobre el traslado de seis presos de conciencia a cárceles cercanas a su domicilio, el abogado René Gómez Manzano sentenció: “Es un logro —y nada despreciable— que el régimen comunista haya accedido a dar esos pasos...”, y más adelante agregó: “pasos, que comienzan a ser ya algo distinto”.
 
No lo dudo. El nuevo matonista en jefe, general Raúl Castro, es master en cosmetología. Con frecuencia se le ve en ropa de civil. Parece amnésico sobre aquello de “arrodillar al imperialismo yanqui” y quiere dialogar con el presidente de Estados Unidos de América.
 
Hasta le permite el general a su hija Mariela hablar libremente de homosexualidad y regalar algunos revolucionarios cambios de sexo aderezados con implantes de silicona.
 
Evidentemente el reciclaje de los comunistas avanza y lo peor del asunto es que (además de la ONU, la OEA, la UE y los socios comerciales del régimen) muchos más saldrán próximamente a la palestra para apoyar consciente o inconscientemente el embeleco.
 
En su artículo El éxito de todos, Gómez Manzano también considera que “Esta nueva etapa desembocará en la liberación de cautivos de conciencia, especialmente los enfermos”, y después añade, “Si ello es así, entonces podemos felicitar a todos los que han intervenido directamente en el proceso, porque el éxito será de Cuba; es decir, de todos”.
 
Respetable la visión de René Gómez Manzano. Es su opinión. Pero no hay derecho a exagerar actos intrascendentes porque, en honor a la verdad, si los comunistas no hubieran violado las libertades básicas de esos compatriotas, hoy no habría necesidad de trasladarlos de cárcel ni ellos sufrirían múltiples enfermedades, contraídas precisamente por los tratos  crueles infligidos por los carceleros comunistas.
 
Como abogado, Gómez Manzano sabe que el único éxito posible para las víctimas del partido comunista (PCC) es la desaparición del ordenamiento arbitrario impuesto en Cuba por ese grupo criminal.
 
Otro sofisma de uso extendido es parafrasear el precepto de José Martí “Con todos y para el bien de todos” para usarlo fuera de contexto en relación con posibles soluciones al conflicto cubano.
 
Esta monserga se empeora cuando se le añade, como le añade Gómez Manzano, la improbabilidad de que con el PCC en Cuba “empiecen a abrirse vías de entendimiento, que se escuchen las voces de los diferentes sectores de la sociedad”, como él expresa.
 
El abogado disidente conoce que las organizaciones pioneras del movimiento pro derechos humanos en Cuba (CCPDH, PPDHC, CODEHU, APAL... etc.) dieron sus primeros pasos tratando de dialogar con el régimen opresor a fin de que este admitiera sus crímenes y dejara a los cubanos determinar su futuro. Vía que fue cancelada por los comunistas pues a esa propuesta respondieron, y siguen respondiendo con la violencia policial y con la falacia de que únicamente tratarán con el gobierno de Estados Unidos de América, por considerarlo el PCC contratista foráneo del movimiento opositor cubano al cual acusa de mercenario.
 
Esa falacia de los comunistas es apoyada por el cardenal Jaime Ortega y por la Iglesia Católica cuando piden el mismo tipo de diálogo que quiere el gobierno comunista. 
 
Por ello es absurda la declaración de Gómez Manzano según la cual la Iglesia Católica “es realmente independiente”. Si fuera independiente, de seguro estuviera hostigada como los activistas y reporteros pro derechos humanos.
 
Advierto que lo visto y oído respecto al tema de los presos de conciencia trasladados y la posibilidad de algunas liberaciones es solo la punta del iceberg. La ofensiva que se avizora es de enormes proporciones pues aunque el reciclaje de los comunistas ha venido avanzando en los últimos años al régimen le hace falta urgentemente mejorar su imagen para lo cual necesita terminar con las marchas de mujeres por la libertad de los presos políticos, enmascarar el acoso a familias opositoras como la Sigler Amaya, y elevar al plano del olvido el espíritu del mártir Orlando Zapata Tamayo.
 
Desde la isla varias fuentes me advierten que a la alianza PCC-Iglesia Católica en breve se le unirán otras denominaciones cristianas, laicos y quizás  grupos disidentes que abogan por el levantamiento del seudo embargo impuesto y sostenido por uno de los países que más comercia con los comunistas.
 
Esa alianza tratará de proyectar la imagen increíble de que el diálogo excluyente, la no-confrontación y el acatamiento de leyes injustas traerían por añadidura “soluciones constructivas y pacificas” al conflicto causado precisamente por los usurpadores del poder en Cuba.
 
Pero se les olvida un detalle: sin respeto a los pilares de la democracia no se solucionará el conflicto nunca. No importa cuántos conciliábulos se efectúen, la muralla comunista no caerá sin pagar el precio que demanda la libertad de los oprimidos porque ya no hay trompetas de Jericó, pero tampoco se podrá silenciar el clamor de justicia de las víctimas del PCC.
 





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