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El debate silencioso

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Mariela Castro declaró a la prensa internacional que en Cuba hay debate sobre la diversidad sexual. La homosexualidad, no obstante, continúa siendo un tabú para la sociedad cubana y un problema silenciado por el gobierno y sus medios de comunicación. El tema pasa por varios puntos espinosos que las autoridades no se atreven a llevar a discusión.

Después que Raúl Castro llegó al poder, su hija logró la celebración oficial del Día contra la homofobia en la isla, y la autorización para cambiar de sexo. También trabaja en la presentación de varias iniciativas legislativas.

La más trascendental es la presentación de un anteproyecto de ley, modificativo del Código de Familia, que legaliza las uniones entre personas del mismo sexo. Sin embrago, la oficialización de las relaciones gay con los mismos derechos que el matrimonio heterosexual, no garantiza la eliminación de la homofobia. Tampoco eliminaría la concepción social de que los homosexuales son seres defectuosos.

Mucho menos el acoso y desprecio de las autoridades policiales. La revista española ‘Interviú’, denunció la encarcelación de 700 homosexuales sin acusación en su contra. El especial se publicó este mes bajo el título ‘La Revolución es para machos’.

En la isla se extiende el reconocimiento de los homosexuales como grupo social. Hecho que no implica su aceptación. La respuesta más común cuando se pregunta a un cubano si está de acuerdo con el reconocimiento de los matrimonios entre dos personas del mismo sexo, o si debiera dársele derechos de adopción, la respuesta es un no, rotundo.

La mayoría de los cubanos no aceptan la adopción de menores por homosexuales. Derecho que se deriva, del reconocimiento de una relación matrimonial. La situación indica que no debe precipitarse la aprobación  de una modificación de esta naturaleza, sin antes propiciar un debate nacional.

En este sentido, la inacción del gobierno para sensibilizar y proteger los derechos de estas personas, es total. Las acciones no pasan de hacer un desfile, un día al año. Mientras el gobierno no los reconozca como grupo social con derechos políticos, sus intereses jamás serán debatidos en la Asamblea Nacional. No son suficientes las campañas por las tolerancias y los símbolos de la homosexualidad.

En fin, no se trata de si deben o no, protegerse los derechos de los homosexuales. Sus relaciones son  una realidad que debe ser tenida en cuenta desde el punto de vista jurídico. El reconocimiento legal de su situación personal no implica su protección. 

Los derechos individuales de los cubanos son seriamente violentados dentro de la isla. Necesitamos primero garantías y tribunales imparciales, para defender los derechos de las personas. Nunca llegaremos a ese punto, mientras el debate sea silencioso.

 




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