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Al pie de la letra

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) -  Hace algo más de un mes irrumpió en nuestra televisión el humorístico Al pie de la letra, escrito, conducido y actuado por Otto Ortiz. El espacio, de 27 minutos, aparece los lunes, luego del noticiero estelar de las ocho de la noche, y se divide en cuatro segmentos: el monólogo, el corto, la entrevista y sketch, en ese orden, en tres de los cuales Otto hace gala de su sentido del humor y su simpatía individual. El corto, remedo del cine silente, es lo más creativo del programa, con una duración de unos tres minutos. Tanto en la idea general como en sus guiones, sencillos e inteligentes, el uso del blanco y negro, y los intercalados textos escritos, como en los principios del cine, lo hacen atractivo.

La entrevista es el segmento crítico del programa. Ante todo, Otto tuvo la “chistosa” idea de ofrecer como asiento a sus entrevistados una banqueta alta suficientemente incomoda. En la emisión del lunes 24 de mayo, la cantante Odalgia, la invitada, la rechazó cortésmente y permaneció de pie. Previamente sucedió algo parecido con el músico y cantante Yumurí. Otto, mientras tanto, aparecía sentado en el set, en un confortable asiento.

Con entrevistados como Pedro Calvo, Yumurí o Mayito, de los Van Van, Otto exacerbó morbosamente las preguntas y los chistes sobre la cantidad de matrimonios, rupturas sentimentales, hijos abandonados y mujeres con las que viven, convirtiendo las actitudes promiscuas de esos individuos en el elemento resaltado y paradigmático de sus personalidades.

Las mujeres aparecen en esos diálogos como objetos sexuales de estos personajes de la cultura cubana, Mujeres sin  mayores valores, según los músicos, que soportarlos.  Ellos necesitan de varias mujeres para trabajar y “crear”.  De familia, ni hablar. De atención a los hijos, ¿para qué? Ellos se consideran “machos ricos”.

Las entrevistas, por frívolas, son estúpidas. Otto intenta una comunicación tan cercana a los entrevistados, que deja fuera a los espectadores en el intento  de comprender la conversación entre esos “consortes de causa”.

El sketch resulta tradicional, corto, con actuaciones mediocres e historias poco desarrolladas, donde el absurdo hilarante, nunca llega a ser ni mueca.

En su primera temporada, como le gusta decir a Otto Ortiz, Al pie de la letra no llena a las expectativas del espectador, que prefiere apagar la tele y ver los videos piratas que circulan por la ciudad.

aleagapesant@yahoo.es



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