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Lisanka

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Luego del estreno en la Habana del filme 13 días,  Fidel Castro cuestionó la visión que ofrece sobre la crisis de los misiles, e instó a los cineastas cubanos a tratar el tema y dar la visión oficial de la historia. 

La visión pachanguera de los cineastas cubanos de ese momento, no se acerca al hieratismo del sátrapa. Por eso, Lisanka es otro ejemplo de la creatividad post revolucionaria. La coproducción entre los estudios rusos Mosfilm y el ICAIC, fue dirigida por Daniel Díaz Torres, quien sumó a los guionistas Francisco García y Eduardo del Llano, para crear una comedia en tiempo de farsa, con escenas de hilaridad recomendable, como cuando la trapecista del circo soviético realiza el espectacular numero de cortar con una hoz la cabeza a un muñeco que representa al imperialismo.  

La historia transcurre en un pequeño pueblo sin ubicación geográfica. Representa una caricatura de la isla entre finales de la década del cincuenta y principios del sesenta.  Los actores son ciudadanos comunes, Iglesia, fuerzas vivas, revolucionarios y la prostituta redimida por la revolución. En medio del tira y encoge, Lisanka, hembra hermosa, y  tres hombres que la rodean. Un revolucionario (Sergio), uno que no está en ná (Aurelio), y un ruso (Volodia), porque, y ahí está la conexión con el pedido de Fidel Castro, cerca del pueblo se instala una base de misiles nucleares.

El cuarteto amoroso le sirve al director para componer un fresco y divertido cuento sobre un momento de nuestra historia, cuando la intolerancia se cebaba en la nación.

La dirección de fotografía corre a cargo de Ángel Alderete, reconocido profesional en las lides cinematográficas. El trabajo acusa el cansancio del creador. Agotamiento dado en la repetición de imágenes ya vistas en otros filmes.

La música fue compuesta por Osmani Olivare. El joven músico recrea el espacio armonioso de la isla y se afinca en los sonidos de nuestra campiña y en las canciones y marchas de la época para contribuir a la credibilidad de la historia.

Si otra cosa buena tiene la película es la incorporación de jóvenes actores, como Miriel Cejas, en el rol de Lisanka; Carlos Almirante, como Sergio, Rafael Hernández, Aurelio, y sobre todo Kirill Zolyguin, en el papel de Volodia, el soldado soviético que aprende español e intenta comunicarse con los criollos, y en especial con Lisanka.

Es el filme una historia creíble y divertida, que sin olvidar el dolor de las víctimas de esa época, nos  permite reír y reflexionar sobre nosotros mismos.

aleagapesant@yahoo.es




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