IMPRIMIR
Un bravo canciller

Adolfo Pablo Borrazá

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Quien vea y escuche al canciller cubano, Bruno Rodríguez, se lleva la impresión de que es un tipo bravo, sin miedo. Cada vez que aparece en algún evento, nacional o internacional, el hombre deja bien claro que no cree en fantasmas.

Pero Bruno Rodríguez no es el único canciller que mostró tan temeraria personalidad. Sus antecesores, Roberto Robaina y Felipe Pérez, también eran hombres que no temían al imperio yanqui. A fin de cuentas, ese es su único rival, y según les ordenaron, es al que tienen que mostrar su coraje.

Robaina, un poco más jaranero que Felipe y Bruno, incitaba a la guapería y al sacrificio, no el suyo, sino de los que se arriesgaban a hacerle caso. Demandaba del pueblo un odio irracional contra los Estados Unidos, al tiempo que gozaba de lo lindo a costa del hambre de su pueblo. Pero un día los que mandaban de verdad le bajaron los humos y fue sustituido. Ahora se dedica a pintar y tratar de vender sus cuadros a los mismos capitalistas cuya cabeza pedía.

El sucesor de Robaina, Pérez Roque, era más bravo y serio. Había que contar con él a la hora de pelear por la revolución. Acusaba y culpaba a los Estados Unidos y sus mercenarios de adentro. Incluso una funcionaria del Departamento de Estado norteamericano llegó a creer que Pérez Roque era el hombre con quien había que conversar para limar las diferencias con Cuba. De todos los ministros, era el más temido, pero a pesar de ser un tipo de altos kilates, sus jefes decidieron cambiarle el traje de Rambo por un pijama.

Y ahora aparece Bruno, decidido también  a demostrar su fidelidad y su carácter bravío. Sólo que los cubanos sabemos que estos cancilleres no son tan guapos como aparentan. Si Bruno Rodríguez no hace y dice lo que le ordenen los vejestorios que gobiernan, quizás lo veamos pronto en pijama o en algún negocito de venta de flores.

El coraje que quiere mostrar puede ser cortado igual que pasó en los casos de Robaina y Pérez Roque. Bruno, que no tiene pelos en la lengua para enfrentar a los Estados Unidos y la Unión Europea, no es más que otro vocero de los hermanos Castro. Pero no hay que menospreciarlo. Puede que sea él quien lime las asperezas con los Estados Unidos y evite que se produzca esa invasión yanqui que esperamos hace más de medio siglo. Todo depende del libreto que le dejen sobre el buró.

Nuestros cancilleres han demostrado su valía, no temen a nada ni a nadie. Bueno, a casi nadie. Con el susto que meten, es una lástima que Bin Laden no pueda reclutarlos. Fidel, Raúl y el círculo de abuelos que los acompañan no permitirían que nuestros supermanes diplomáticos pelearan en otro ejército que no sea el de la revolución cubana. ¡Lo que se perdió Al Qaeda!

adolfo_pablo@yahoo.com 




http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.