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El Comandante no fue a Santa Clara

Eugenio Leal

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Desde hace meses en el periódico Granma aparecen fragmentos seleccionados de discursos de Fidel Castro de hace 20 y 40 años. Se pretende hacernos creer que entonces vaticinaba sobre los problemas actuales en la productividad del trabajo, la eficiencia económica y el pago por los rendimientos, entre otras cosas. Al respecto se han expresado algunas opiniones, la más generalizada es que lo hacen para ridiculizarlo. Esos males de los que habló se arrastran desde hace décadas y él, precisamente, es quien los ocasionó.

En ese contexto, y con el júbilo popular por las excarcelaciones de los presos políticos de la primavera negra de 2003, el ex presidente salió de la fosa desde la que nos dispara a mansalva con su rifle-xiones. Ahora, devenido adivino, augura la supuesta guerra de Estados Unidos e Israel contra Irán y profetisa un enfrentamiento nuclear, con devastadoras consecuencias para la humanidad. Eso resulta comprensible al recordar que desde hace veinte años su mundo desapareció. Por eso el sistema en Cuba es un anacronismo histórico en fase terminal, y él un fósil viviente en extinción.

Fidel intenta atraer la atención, a como dé lugar; de ahí que actúe como un agorero. Procura ser noticia en los medios de comunicación internacionales. Asímismo, desea recobrar protagonismo dentro del país en un intento por disminuir la relevancia de la Iglesia Católica como interlocutora en las excarcelaciones. Aunque el gobierno sólo ha dado un mínimo de información, posiblemente los jóvenes oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior vean en ella un factor interno de estabilización y de credibilidad externa para implementar los cambios.

Con su experiencia política sabe que los reclamos no se detendrán. Las nuevas banderas de la oposición serían: eliminar las leyes arbitrarias por las que encarcelan a los luchadores pacíficos, la firma de los pactos de Naciones Unidas, el libre acceso a Internet y la recuperación de todos los derechos conculcados durante tantos años.

En la visita que el Fidel Castro realizara al Centro de Estudios de la Economía Mundial, orientó a los economistas que estudien 4 horas diarias durante 10 días las medidas para que América Latina se recupere de la devastación que provocará la guerra que ha vaticinado. En medio del hambre, la frustración y la desesperanza de la población, esa encomienda se suma a la colección de absurdas directrices con que él ha destruido al país.

Existía la sospecha de que estas salidas serían el preludio para su aparición en el acto por el 26 de julio. Pero no; ese día se apareció en la Plaza de la Revolución para colocar un ramo de flores en el monumento a Martí. El Comandante no fue a Santa Clara.




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