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Bocabajo

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Como al que sepultaron bocabajo, para que se hundiera cada vez que intentase salir, el régimen continúa dando trompicones rumbo al subsuelo. No podría ser de otra manera, dada su condición de heredero del enterrador en jefe.  Ahora dice estar empeñado en la reubicación laboral de un millón de trabajadores con el objetivo de que sean productivos, o sea, de que al fin trabajen.

Después de instituir la vagancia, convirtiendo la improductividad en un estilo de vida y haciendo de la falta de eficiencia una nadería común y cotidiana, siempre que estuviesen respaldadas por falaces informes y victoriosas consignas.

Luego de engañar a medio mundo y de engañarse a sí mismos durante cinco décadas con estadísticas de empleo que no respondían (no responden) si no a un truco de plantillas infladas, resulta que de pronto se están desayunando con el engendro. Y al parecer quieren remediarlo a su manera, para mayores males, con cura de caballo.

Según lo que se deduce de estos planes de reubicación laboral, una quinta parte de los trabajadores de la Isla deben ser removidos de sus puestos, ya que su concurso resulta innecesario. La cifra es más que conservadora si entendemos como innecesario a todo aquel que aquí no produce o no aporta lo que debiera. 

Pero, al margen, salta una duda que sería muy útil despejar: Si un millón de trabajadores –según el régimen- no producen o no aportan lo debido, al punto de ser considerados innecesarios en sus puestos, ¿no significa eso que ellos mismos crearon un millón de puestos de trabajos cuyos contenidos son ficticios? 

Otra explicación no cabe, habida cuenta que esos trabajadores no hacen falta en los puestos. De lo contrario, antes de reubicarlos, sería más factible y barato exigirles que cumplan con los contenidos estipulados por la ley para sus funciones.

Y una duda más, o mejor, tres dudas que pueden conducir juntas a una sola conclusión:

¿El régimen dispone de suficientes plazas vacantes para reubicar a un millón de trabajadores en labores realmente productivas? ¿No será que planea empujarlos sin disyuntivas hacia la agricultura o hacia otras tareas que no les son propias?

Ya que el monopolio gubernamental emplea (al menos teóricamente) cerca del 85 por ciento de la fuerza laboral en Cuba; y si, de acuerdo con declaraciones oficiales, el objetivo de este proyecto es mejorar la eficiencia de un millón de trabajadores, al tiempo que el Estado depura sus gastos, ¿no significa eso que están dadas a tope las condiciones económicas e históricas para el fomento de la empresa privada, incluso como alternativa de sobrevivencia para el régimen?

Sin embargo, el discurso recién leído por el vicepresidente Machado Ventura en el acto de celebración por el 26 de julio, no dejó espacio para concebir la posibilidad de que nuestros caciques estén proyectando ceder ni una pizca de su poder totalitario.

Es que cada cual actúa según como Dios lo hizo. Menos ellos, que avanzan siempre bocabajo, por el glorioso camino que les ha trazado el sepulturero en jefe.

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