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Nadie entiende

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Alguien ideó aumentar la eficiencia calórica de las pequeñas hornillas eléctricas agregándoles un dispositivo de barro fabricado en varias provincias.

Yadira García, ministra de Industria Básica, declaró: ''Los dispositivos de barro reducen en un 3 por ciento el consumo eléctrico en los hogares''. Señaló que en Santiago de Cuba, donde existen  300 mil hornillas, ''se pueden ahorrar mensualmente 500 toneladas de combustible y más de 250 mil dólares''.

René García, funcionario  de Unión Eléctrica afirma que hasta el presente se han comercializado 492 mil de estos accesorios de barro en el país. Se quiere que todas las cocinas lo tengan. Contradictoriamente, los doctores en Ciencias, Tirso Reyes, Pablo Roque y Rafael Quintana, por encomienda del Centro de Estudios de Energía y Tecnología Ambientales de la Universidad Central de Las Villas, luego de algunas pruebas científicas, concluyeron que “el aditamento incrementa en un 5 por ciento el consumo promedio de energía; absorbe durante el calentamiento cerca de la quinta parte de la energía total consumida. Esa energía que gastamos en calentar el barro la perdemos cuando al terminar se enfría todo el conjunto. Estamos hablando del 20 por ciento, que es cuatro veces más que el supuesto ahorro. En promedio no ahorra prácticamente nada, ¡y a veces derrocha!''.

“La hornilla –afirma Roque- posee una pieza original que el fabricante instala con el fin de ahorrar: un reflector cóncavo esmaltado que, por tener poca masa consume menos energía y tiempo en su calentamiento, y pasa a realizar su función en los primeros minutos. Permite la estabilización rápida devolviendo al fondo del jarro la energía que recibe. La función de este accesorio queda descartada al instalar en su lugar el aditamento de barro, que no proporciona ninguno de los beneficios esperados porque no aísla la pérdida de energía''.

El doctor Roque precisa: ''Unos 2,5 millones de núcleos familiares en el país con hornillas trabajando un promedio diario de media hora representa un sobreconsumo de 64 mil Mw hora anuales, equivalentes a 22 mil toneladas de combustible, debido únicamente a la presencia del aditamento de barro''.

Segundo Almarales, residente en Guanabo, dijo a este reportero: “Sustituir las cocinas de keroseno, peligrosas y dañinas a la salud, lo entendí; pero sustituir las cocinas de gas, más limpias, simples y económicas, que apenas se rompen, nadie lo entiende. Cuando cocinábamos con gas licuado pagábamos siete pesos por el balón de 25 libras, que duraba un mes para el uso de cuatro personas. Antes, el gasto de electricidad era de 8 pesos. Ahora que nos quitaron el gas e impusieron la hornilla eléctrica pagamos entre 80 y 100 pesos. ¿Dónde está el beneficio? Es una locura y nadie lo entiende.




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