Gustavo Pardo Valdés
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Un símbolo es la representación material de algo que puede ser tomado como divisa o patrón de vida; representación gráfica de una aspiración, individual o colectiva.
A través de la historia de Cuba han sido numerosos los símbolos que han encarnado las aspiraciones libertarias del pueblo. Entre otros pueden mencionarse al escudo, la bandera y el himno nacional.
En Cuba, durante las últimas cinco décadas hemos tenido personas que por su actitud, trayectoria y heroísmo pueden enmarcarse en la categoría de símbolos de nuestra actual gesta libertadora, como es el caso de Pedro Luis Boitel, preso político muerto como consecuencia de una huelga de hambre en 1971. No obstante, su proyección como símbolo de una gesta heroica quedó limitada prácticamente a quienes la vivieron, o han tenido conocimiento de su sacrifico, no rebasando el ámbito nacional, porque, desgraciadamente, en aquellos tiempos nadie escuchaba.
Hoy, el nombre de otro compatriota se ha sumado a la larga lista del martirologio cubano. Un hombre joven nacido con la Revolución, negro y humilde, que ha ofrendado su vida en aras de un futuro mejor para Cuba.
El deceso de Orlando Zapata Tamayo, tras una prolongada huelga de hambre sostenida para exigir el respeto a su dignidad, ha conmocionado al mundo.
En la vivienda de la Dama de Blanco, señora Laura Pollán, se abrió un libro de condolencias para que los hermanos de la oposición de Orlando, sus amigos, y el pueblo en general, plasmara en el mismo sus emociones y compasión por su señora madre y demás familiares.
En el trayecto a la vivienda de Laura, fueron detenidas numerosas personas, entre ellas la bloguera Yoani Sánchez, el director del blog Veritas, Juan Eugenio Leal, y el sacerdote de la Iglesia Antigua Cristiana, Ricardo Salabarría.
Quiéralo o no el régimen, Zapata se encuentra ya, por su sacrificio, en la historia de nuestra patria. Es un símbolo de perseverancia y abnegación. |
