Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - La invitación a la velada el 19 de febrero, sugería un vestuario informal. Por eso, el más importante de los invitados y su delegación se presentaron con camisas de mangas cortas. La noche era fría para los cubanos; para los visitantes, provenientes de Washington, no era más que aire fresco.

Durante ese día Craig Kelly, subsecretario de Estado Adjunto para América Latina, se reunió con Dagoberto Rodríguez, vicecanciller cubano para los asuntos norteamericanos, en un lugar de La Habana. Una nota de prensa de la cancillería cubana señaló que sus propuestas versaron sobre la cooperación en el enfrentamiento al crimen organizado, la protección al medio ambiente y el enfrentamiento a los desastres naturales. Además de temas recurrentes, como el levantamiento del embargo, la derogación de la Ley de Ajuste y la liberación de los cinco espías cubanos.

En la velada nocturna estuvieron presentes miembros de la sociedad civil, políticos y periodistas cubanos, quienes mantuvieron un dialogo informal, respetuoso y abierto con los funcionarios estadounidenses sobre diferentes temas de la realidad nacional y la política norteamericana de promoción de la democracia en la isla.

Previa a su llegada a La Habana, la comitiva afirmó que las conversaciones con el gobierno cubano se “centrarán  en cómo promover de la mejor manera una política migratoria segura, legal y ordenada.”

Sin embargo, la realización de la velada produjo una acalorada reacción del gobierno. La declaración de la cancillería cubana del 20 de febrero acusó a la delegación norteamericana de convocar a “decenas de sus mercenarios” a la residencia del Jefe de la Sección de Intereses. De priorizar la subversión de la revolución a la creación de un clima conducente, a la solución real de los problemas bilaterales.

En el último año, el gobierno norteamericano levantó las restricciones a los viajes de familiares y envío de remesas a la isla, se mantuvieron reuniones entre Thomas Shannon (subsecretario para América Latina) y Jorge Bolaños (Jefe de la Sección de Intereses de Cuba), se reanudaron las conversaciones sobre temas migratorios y el restablecimiento del servicio postal directo entre las dos naciones.

Su diálogo, tanto con las autoridades como con la sociedad civil, demuestra lo inválida de la política exterior española, que el pasado fin de semana sólo conversó en Madrid con los personeros de la dictadura. A partir de la discusión de temas tangibles, la delegación norteamericana demostró la capacidad y la decisión de incidir en la transición democrática en la isla, aunque la velada con la sociedad civil levante la ira del régimen.

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