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¿La guerra necesaria?

José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad 

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Ciento quince años se cumplen el 24 de febrero del inicio del segundo intento bélico emancipador en Cuba. Su principal organizador y gestor, José Martí, lo llamó, La guerra necesaria. 

Pero tras más de un siglo de ese suceso, y valorando el itinerario de la vida en la isla, sobre todo la existencia  nacional de los últimos 51 años, algunos intelectuales, y otros no tan intelectuales, están preguntándose si en verdad esa contienda bélica fue necesaria, sino hubiera sido mejor que la fuerte corriente autonomista, con su caudal de reformas, continuara su curso. 

Aunque el reformismo comenzó a sentar cátedra desde principio del XIX con Francisco Arango y Parreño, como cabeza bien visible, es a partir de la creación del Partido Liberal (autonomista) en 1879 que esa tendencia tiene representación organizada en prácticamente todo el país. 

La guerra de los diez años, llamada guerra grande, concluyó sin que se lograra la independencia. El Pacto del Zanjón, sin olvidar la Protesta de Baraguá liderada por el general Antonio Maceo, selló la contienda. 

El Partido Liberal se llenó de notables, y al parecer de bien intencionados criollos -aunque en su primer momento no desearon la abolición de la esclavitud de forma inmediata-, que buscaban  solución a la problemática de Cuba sin dejar fuera a la Madre Patria (España). 

Deseaban lo que ahora conocemos como un “aterrizaje blando”. Pero esa posibilidad no fue posible, porque de la misma forma que sucede en la actualidad, el aeropuerto estaba cerrado. 

Ya se había esperado mucho, y los independentistas se lanzaron de nuevo a la lucha armada. La guerra, aunque las dudas al respecto son posibles, fue necesaria. 

Así que la tozudez colonialista, es la impresión más destacada, fue la que dio al traste  con la tendencia autonomista. 

De todo eso, en lo personal, no creo que el autonomismo tenga el lugar que merece en la historia de Cuba. Tampoco creo que sin la intervención de las tropas estadounidenses hubiera sido posible lograr la independencia. A lo sumo su hubiera obtenido otro pacto, aunque su nombre no fuera El Zanjón. 

A su vez, estoy convencido que el capítulo concerniente a la reconcentración de Valeriano Weyler -argumento de peso para la intervención de los Estados Unidos-, ha estado en extremo dimensionado. 

Es del todo imposible que 300 mil personas, aproximadamente en ese momento la cuarta parte de la población de la isla, hubiera muerto como consecuencia de esa reconcentración. Eso no lo hubiera permitido nadie, ni siquiera la Corona española. Además de que no hubiera existido tiempo físico y lugar para enterrarlos. 

Y aunque durante la República, y también en esta época de ideología foránea, la historiografía ha abordado, desde posiciones diametralmente opuestas, el tema del autonomismo, el asunto no está terminado porque nunca se ha llegado a un consenso. 

Y eso hace suponer, que en un momento en que las pasiones puedan ser puestas a buen recaudo, el papel que jugaron los autonomistas, positivo o negativo, bueno, malo o regular, pueda ser en verdad conocido.

fornarisjo@yahoo.com 




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