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La Habana a finales del siglo XIX

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Así subtitula la historiadora cubana María del Carmen Barcia a su libro Una sociedad en crisis, editado en 2009, a la venta  por estos días en el Pabellón Cuba del Vedado habanero.

En su libro, la señora Barcia hace un análisis de lo que fue Cuba durante esos últimos años de insurrección anti colonial, guerra y maniobras políticas de la metrópoli, que culminaron con la primera intervención norteamericana.
Comienza la autora citando una crónica de 1898, publicada en La Habana de Hoy, que dice: “Pobre Habana de hoy. Miradla, desesperada se agita en su lecho de dolor. ¿Dónde, Habana querida, fueron a parar tus riquezas, tus felicidades, tu pregonada gloria de un día? ¿Qué se ha hecho de tu salud robusta, de tus atractivos, de tus encantos?”.

No nos confundamos con el sonido tan actual de esas palabras. Carmita, como llama a esta autora todo el gremio de historiadores, se refiere en su libro a La Habana de otros momentos, aunque hoy nuestra ciudad esté peor que en aquellos tiempos y esas palabras parezcan escritas hoy mismo. Lo aclara cuidadosamente Eusebio Leal en el prólogo: “Carmita ha sido capaz de devolver vida a unas fotos antiguas y descoloridas”.

Carmita utiliza, para hacer su retrato de nuestra ciudad en ese final de siglo, informaciones que aparecieron principalmente en el Diario de la Marina, periódico clausurado en 1960 por el régimen castrista.

La autora elogia hasta cierto punto al gobierno autonómico de España, surgido el primero de enero de 1898, y no lo ve como un intento tardío y fracasado; mientras, arremete de tal manera contra la intervención norteamericana, que no reconoce nada bueno de esa etapa. En eso difieren historiadores de mucho más alto vuelo que ella.

Me pregunto si escapa a la agudeza de esta historiadora que su libro, sin proponérselo, nos describe una sociedad muy similar al entorno en que vivimos hoy los cubanos; con reconcentraciones de campesinos, hambre, corrupción,  persecución de opositores, deportaciones y delatores  -que en vez de “chotas”, como se llamaban entonces, hoy son cederistas vigilantes o informantes de la  Seguridad del Estado. Incluso, al igual que a nuestro actual gobierno, a España le tenía sin cuidado la opinión pública internacional sobre la tragedia cubana.

María del Carmen Barcia escribe sobre el oportunismo, que en aquellos años, como hoy, encontraba un excelente caldo de cultivo en es descompuesta sociedad.

Y así, página tras página, retrata Carmita la odisea vivida ayer por los cubanos de entonces, que resulta muy parecida a la que vivimos los cubanos de hoy en las calles, en el exilio y sobre todo en las más de doscientas prisiones que mantiene llenas el régimen.

Interesante libro que deben leer, sobre todo, los jóvenes cubanos.



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