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La más vieja del albergue

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Julia Reynoso Bouza tiene 45 años y trabaja como asistente de limpieza del Hospital Nacional. Vive en un albergue de tránsito hace 24 años y cuando alguien toca el tema, afirma: ''Soy la más vieja del albergue''.

Julia tenía 21 años en 1986 cuando el gobierno la internó junto a sus padres y hermanos en el albergue La Perla, en el municipio Arroyo Naranjo. Llevaba de la mano a su hija Julia Margarita, de apenas cuatro años.

Esa niña tiene ahora 24 años, y ha dado a luz a cuatro hijos. Todos viven albergados en La Perla.

A Julia, la madre, le nacieron otros cuatro hijos y 8 nietos en el albergue ''temporal''.  Noviel, de 24 años, soltero; Yusmila, de 23, casada, sin hijos; Yadira, de 22 años, con dos hijos, y Joán, casado sin descendencia.

El mundo de esta familia queda constreñido a los cuatro metros cuadrados de una habitación y un pequeño baño. ¿Cómo han podido sobrevivir tantos años en ese espacio?

-¡Sólo Dios lo sabe! -responden la madre y la abuela.

Esta historia, parecida a otras muchas, no es nada excepcional, arranca de otra contada por María Antonia Herrera, de 46 años, hermana de Julia.

''Mis padres y sus ocho hijos vivíamos en nuestro apartamento, heredado de los abuelos en la tercera planta de un edificio aún en pie, en la calle Industria # 20, Centro Habana. El gobierno nos sacó de allí y nos metió en el albergue colectivo donde conviven muchas familias''.

La razón para mudarlos al albergue fue el mal estado del inmueble de tres plantas que, supuestamente, sería demolido. La información era inexacta. Sólo demolieron la última planta, precisamente donde vivíamos. El gobierno también nos prometió que pronto tendríamos una nueva vivienda, amplia y cómoda. Han pasado 24 años. Hubo un alivio de cuando mi mamá, por su cuenta y a través de su centro de trabajo gestionó y obtuvo casa, pero en La Perla quedó Julita, con su familia multiplicada, y continúan en el mismo cuarto''.

María Antonia recuerda la mudanza de Centro Habana al municipio Arroyo Naranjo:

''Fue tan traumático el cambio, como si nos hubiéramos largado de Cuba. No conocíamos a nadie. Era empezar otra vez a vivir; tanto para los mayores como para los niños. Casi nos criamos en la calle y tuvimos muchos problemas escolares. Se rompió para siempre la estabilidad familiar. El ambiente social era otro, porque La Perla es un barrio muy pobre donde la delincuencia campea por su respeto''.

María Antonia cuando pasa por la Vía Monumental, a las puertas de La Habana. No puede evitar posar su vista en una gran valla que anuncia: Revolución es construir.




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