Frank Correa
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Juanca es un joven avezado que siempre está burlándose del gobierno. Su hobby preferido es disertar sobre lo último en la tecnología digital y las infinitas bondades que brinda el satélite. Le encanta surtir a sus amigos de los últimos temas musicales del movimiento hip hop protesta, que baja de Internet, y suministrarles noticias de hechos insólitos que no llegan a la población.
Con su teléfono Juanca hace maravillas. Graba, visualiza, transmite fotos, mensajes de textos, edita, consulta el correo y los sitios de redes sociales. Es nieto de un general del Ministerio del Interior (MININT). Hace poco contó una historia fabulosa.
De pie, ante un grupo de amigos, como si fuese un protagonista del suceso, dijo que en G y 23, varios policías vestidos de civil detuvieron a una bloguera que había sido felicitada por el presidente norteamericano Barack Obama, por un blog contestatario de gran aceptación denominado Generación Y. Que la metieron a la fuerza en un auto y ella sacó un celular y comenzó a transmitir en vivo las imágenes de su arresto.
Los agentes estaban despistados, dijo Juanca, pensaban que la muchacha estaba jugando Atari con el aparatico, sin percatarse que los estaban filmando para todo el planeta, mientras ellos la insultaban y decían que la iban a desaparecer del mapa. Que ni Obama con ni la NASA la iban a encontrar otra vez.
En el centro de control del MININT, un oficial encargado de monitorear las noticias referentes a Cuba por los canales extranjeros descubrió aquel gazapo operativo y llamó inmediatamente a otro oficial de mayor rango, que a la vez se comunicó con su abuelo. El viejo, en aquel momento, estaba en el baño, tuvo que salir casi desnudo a sintonizar en la antena el acontecimiento.
-Se molestó mucho, subió a su carro, y fue hasta G y 23 a quitarle personalmente el teléfono a la bloguera. Salió por el satélite irrumpiendo dentro del auto con cara de malo, rompió el teléfono de la bloguera contra la puerta. Creo que a los policías los botaron de la del trabajo y los mandaron de vuelta para El ñongo, a recoger café. Ahora todos andan con pie de plomo. Y tienen órdenes de quitarte hasta los bolígrafos durante el arresto.
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