Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - 2010 se inició con el incremento de la carga que los cubanos deben llevar a cuestas. Horas de espera a la intemperie en largas colas para comprar pan en venta liberada, la reducción en el suministro de muchos alimentos y la subida de los precios de otros.

A pesar de que los medios de propaganda insisten en los supuestos logros en la producción nacional de alimentos para sustituir importaciones, y de los sobre cumplimientos de los planes estatales en ese sentido, el día a día de los cubanos comprueba la inutilidad de dichos sobre cumplimientos.

Recientemente, una dirigente de la empresa del pan, justificó los problemas con la producción del alimento, durante la primera quincena de enero en una entrevista de la periodista Marai Suárez, del Noticiero Nacional de Televisión.

La funcionaria argumentó que había ocurrido “un crecimiento inesperado de la demanda”, pero aseguró, además, que se había logrado hasta ese momento un sobre cumplimiento del plan de la empresa de un 108%.

El ciudadano Alejandro Sánchez preguntó a la funcionaria: “¿Quién no sabe que durante el frío el hambre aprieta? ¿Si el mercado es planificado centralmente, no tienen eso en cuenta los planificadores?”.

Elena Contreras, residente en Centro Habana, dijo a este reportero: “Siempre hablan de que todo está bien, pero lo que dicen no se corresponde con lo que uno ve y vive”.

La entrega de recursos adicionales a las panaderías estabilizó la producción, a partir del 18 de enero. Ello demuestra que se hubiera podido evitar el problema si se hubiesen aplicado a tiempo las soluciones dictadas por el estudio del mercado.

En lugar de esto, las medidas de contingencia siguen caracterizando la conducción de la economía cubana, con los consiguientes desequilibrios en la gestión de empresas que, al final del año y a pesar de su ineficiencia, siempre serán presentadas como sobre cumplidoras.

Ver el éxito en el supuesto sobre cumplimiento de los planes estatales en lugar de tener la satisfacción del usuario como supremo objetivo, ha sido siempre un pecado capital del socialismo cubano.