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Palomeros

Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - En los techos de algunas viviendas cubanas se ven palomares de confección artesanal, fabricados con  materiales de desecho, que son atendidos por niños, adolescentes y jóvenes.

Palomeros es como popularmente nombran a los que emplean su tiempo en esta ocupación, con fines de lucro o como simple entretenimiento. Con madera, sacos, pedazos de metal y mallas, en ocasiones tejidas por ellos mismos con pedazos de alambres finos, construyen los palomares. Con botellas de resina y otros recipientes desechados fabrican los rústicos bebederos y comederos de las aves.

El alimento más demandado para las crías es el chíncharo que, después de salir del racionamiento a finales del pasado año, se ha perdido del mercado.

Unos simplemente disfrutan del vuelo de estas aves y tratan de que se reproduzcan para aumentar su cría. Otros las venden a nuevos palomeros o para los ritos de la santería. En estos últimos los animales son sacrificados como ofrenda a los orishas.

El costo de una paloma oscila entre los 15 y los 30 pesos para las que presentan características medias de su especie. En el caso de los machos, que en sus andanzas son capaces de hacer huir a las palomas de otros, conocidas como “buchones” en el léxico de los “palomeros”,  el costo se eleva hasta los doscientos pesos.

Cada cierto tiempo se sabe de alguna que otra muerte o limitación físico motora de algún que otro “palomero”, causada por caídas desde los techos.

He visto a niños y jóvenes durante horas echando sus palomas al vuelo y contemplando cómo regresan a sus nidos al cabo de un rato, u observando el ritual de galanteo en pos de la procreación.

A pesar de los riesgos de andar por los techos o de contagio por enfermedades asociadas a estos animales, nuestros “palomeros” son felices, y lo testimonian con su crecimiento en número y entusiasmo, que a veces llega a peleas que surgen de discusiones sobre las cualidades de sus crías, o por el fallido intento de recuperar una paloma robada por un “buchón” ajeno.

El vuelo de las palomas en un cielo como el nuestro parece ser una alternativa más de alimentar el espíritu ante la hambruna de esperanzas en que vive la  mayor parte de la población, en particular los jóvenes.

corrientemartiana2004@yahoo.com



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