"Los Aldeanos", principales exponentes del hip-hop
'underground' de Cuba, hicieron vibrar a más de 2.000 jóvenes
en La Habana, en el primer concierto exclusivo y públicamente
masivo del dúo rapero abiertamente crítico del gobierno y
la realidad del país.
Aunque sin promoción en los medios cubanos -bajo control
estatal-, la presentación rebasó el fin de semana la capacidad
del antiguo y céntrico cine-teatro Acapulco, que no obstante
anunciaba en luminosa cartelera: "Hoy, Sherlock Holmes".
"Expresan la verdad, lo que uno siente, lo que muchos
cubanos no pueden decir. La libertad que no tenemos",
dijo Yoelvis Fonseca, constructor de 27 años, moviéndose con
gran dominio del 'flow'.
Creado en 2003, el tatuado dúo de amigos Bian Rodríguez (El
B) y Aldo Rodríguez (El Aldeano), que se había presentado
a menor escala -peñas de rap, un parque o en una institución
cultural-, dio su concierto "Siete años con la aldea"
con un repertorio que, aunque siempre mordaz, no incluyó lo
más polémico.
"El concierto está rompiendo el silencio", dijo
a la AFP la argentina Melisa Riviere, representante internacional
de 'Los Aldeanos', que vive en Puerto Rico.
En un país con la información controlada, afirman, la acogida
en un sector de la juventud y en otros países les viene de
la osadía de sus canciones, que abordan la corrupción, la
burocracia, las durezas de la vida diaria, la emigración o
las restricciones para viajar.
"No aguanto una mentira más", "Esto a favor
del pueblo algún día va a cambiar", "Soy de una
sociedad temerosa que escucha a los que la amordazan con su
falsa libertad", "Muchos están muertos o en cana
(prisión), prefieren morir por el sueño americano que vivir
la pesadilla cubana", dicen algunas canciones.
Pero se declaran auténticos revolucionarios. "Hablar
de la realidad cubana es nuestra manera de hacer revolución",
"Criticar en Miami no tiene ningún mérito, la candela
es aquí", sostiene 'El B'.
"Miami y Washington han querido manipular lo que son
'Los Aldeanos'. Hemos pasado un tiempo explicando que no son
contrarrevolucionarios", afirma Riviere. "No soy
ni comunista, ni socialista, ni leninista, soy revolucionario",
dice Aldo.
Su música, 18 discos -como "Censurado" o "Viva
Cuba Libre"- grabados en estudios no oficiales, circula
en el mercado clandestino cubano y en internet.
Pese a que en algunos clubes no les dejaron actuar, el dúo,
al que el colombiano Juanes regaló un computador, cantó con
Pablo Milanés, ganó premios nacionales y en alguna radio pasan
uno que otro tema, de los menos espinosos.
"Los sigo porque cantan lo que vive el pueblo. La palabra
no puede ser delito", dice Yamel González, un obrero
de 26 años próximo a entrar a la universidad.
De camiseta negra, cinturón plateado y aretes, otro joven,
uno de los 200 que no logró entrar y no quiso identificarse,
los describe "con los pantalones bien puestos, porque
hablan la realidad: que hay una dictadura".
En el concierto, vigilado por la policía en prevención de
desórdenes, cantaron también varios de la nueva generación
de raperos cubanos como el hijo de Silvio Rodríguez, 'Silvito
el libre'.
"Trajeron luz en la oscuridad. Ha habido mucho tiempo
de silencio en nuestra sociedad", opinó el rapero Raudel
Collazo, de 33 años.
Interpretaron "El rap es guerra" y "Miseria
humana", de temas sociales, pero no "La naranja
se picó", furiosa respuesta de 'El B' porque el gobierno
no le dio permiso de salida para representar a Cuba en competencias
internacionales de rap en Venezuela en 2007 y México en 2008.
"Será que... no dediqué mis triunfos al Comandante en
Jefe". "Querías (...) que creyera en reflexiones
(artículos de Fidel Castro) que sabe dios quién las hizo",
reza la canción, que no obstante, grita "¡Qué viva la
revolución!".
Neurys Marrero, el DJ, dice que en el concierto no podían
"disparar fuerte". Pero, añade, "aunque lo
nieguen, hasta a algunos dirigentes les gustan 'Los Aldeanos'".
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