NUEVA
YORK. Estados Unidos tiene la intención de mantener a Cuba
en su lista negra de países patrocinadores del terrorismo
mientras albergue a miembros de ETA y de organizaciones terroristas
como las colombianas FARC o el ELN.
El Departamento de Estado considera la presencia de estos
elementos en Cuba una amenaza para su seguridad y eso no lo
modifica ningún eventual acuerdo en los años 80 entre los
gobiernos de Fidel Castro y Felipe González para derivar etarras
a la isla.
Así se hace constar en una carta remitida el 5 de enero de
2010 por el Departamento de Estado al congresista norteamericano
demócrata Jim McGovern, quien exactamente 3 meses antes había
firmado junto con otros miembros del Congreso una demanda
para retirar Cuba de la temida lista de países que apoyan
el terrorismo. McGovern replicó sólo dos días después, el
7 de enero de 2010, invocando que La Habana acogió miembros
de ETA después de pactarlo con Madrid en 1984.
Tanto las fechas como el tono de las cartas, a las que ha
tenido acceso ABC, sugieren que esta invocación es ociosa
porque el Departamento de Estado es consciente de estos acuerdos
pero no se siente en absoluto tranquilizado por ellos.
La Presidencia de la UE
Bien es cierto que se publicitaron en su día en España pero
nunca pasaron filtro parlamentario ni se dio a conocer su
contenido con precisión. Según fuentes consultadas por ABC,
Cuba se comprometía a avisar a España de cualquier movimiento
de los etarras alojados en la isla «pero a veces se les olvida».
«Algunos de los miembros de estas organizaciones terroristas
permanecen en Cuba con la aprobación de los gobiernos afectados;
otros no. estos grupos suponen una amenaza para la seguridad
de ciudadanos de Estados Unidos y para intereses más amplios
del gobierno de Estados Unidos», reza textualmente la carta.
El congresista McGovern reacciona con otra carta dirigida
simultáneamente a la secretaria de Estado, Hillary Clinton,
a la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y
al mismísimo presidente Obama. En ella McGovern insiste en
la necesidad de sacar a Cuba de la lista negra y entre otros
argumentos cita la actitud abierta y confiada del gobierno
Zapatero: «En el momento en que se dispone a asumir la presidencia
de la UE, España insta activamente a los otros miembros de
la UE a relajar sus restricciones a Cuba y a emprender relaciones
más abiertas; para nada es lo que haría un gobierno preocupado
porque se puedan lanzar ataques terroristas desde Cuba».
No es casual esta dialéctica precisamente ahora. McGovern
afirma que por encima de todo le mueve su preocupación por
la seguridad de EE.UU. -su segunda carta es posterior al intento
de atentado del día de Navidad en Detroit- y el miedo a que
sus listas negras de seguridad pierdan toda credibilidad por
mantener en ella a determinados países «por razones políticas».
Pero los que quieren mantener a Cuba en la lista también acusan
de «razones políticas» a los que la quieren sacar. Concretamente
estas razones serían: en un momento en que Washington está
abriendo la mano con La Habana, levantando algunas restricciones
del tráfico de bienes y personas con la isla, las consecuencias
de estar en la lista de países patrocinadores del terrorismo
dejan de ser irrelevantes. Por eso los «amigos» de Castro
estarían moviendo sus hilos en el Congreso.
«Ser acusado de blando»
En su réplica a McGovern el Departamento de Estado no deja
de reconocer que las cosas están cambiando. Recuerdan los
pasos que ha dado el gobierno Obama para facilitar y aumentar
la ayuda humanitaria a Cuba, para restablecer el correo y
la libertad de visitas entre EE.UU. y la isla, incluso para
abrir negociaciones bilaterales sobre cuestiones de inmigración.
Pero todo eso, señalan, no quita para que se mantengan firmes
en cuestiones de seguridad.
En medio de los halcones y las palomas -o de los halcones
de los dos bandos-, Peter Kornbluh, director del National
Security Archive en Washington, donde ha dirigido varias investigaciones
sobre la participación americana en episodios políticos oscuros
de la América Latina, incluida la Operación Cóndor en Chile,
predice que Cuba seguirá un largo tiempo en la lista de países
patrocinadores del terrorismo. Lo cual en su opinión «nunca
ha tenido nada que ver con que este país patrocine, apoye
o simpatice con el terrorismo». «Tiene que ver con el reto
político de sacar a Cuba de la lista y el peligro de que el
presidente que lo haga sea acusado de blando con Castro»,
concluye.
|