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Pegado en la pared

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Cuando el cubano-americano se sentó en la cafetería del Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana, y leyó el anuncio que estaba pegado a la pared, junto a su mesa, no creyó lo que veían sus ojos. Acostumbrado durante veinte años al profesionalismo gastronómico del capitalismo estadounidense, se frotó los ojos dos veces y dos veces leyó el anuncio.

Como es, según le confesó a esta periodista, de buen estómago, siguió tomando su café con leche, y comiendo pan con mantequilla y huevos fritos.

Ni con el rabillo del ojo miraba el anuncio, temeroso de que le quitara los deseos de terminar su desayuno, “muy bueno” –dijo. Un pan de buena calidad, también la mantequilla y la leche. Hasta los huevos le parecieron criollos, como los había comido en casa de su mamá.

Pero el cartel lo sacó de paso: “Señor fumador: El humo de su cigarro es el residuo de su placer. Usted contamina el aire, ensucia mi cabello, mi ropa, y destruye mis pulmones. A mí me gusta la cerveza. El residuo de mi placer es la orina. ¿Le gustaría que yo lo orinara?”.

¿Quién había tenido tan mal gusto de pegarlo en la pared, para ser leído por las personas que deseaban disfrutar del lugar, comer algo mientras esperaban el avión hacia Miami? Seguramente, quien pegó el cartel, se siente dueño de la cafetería, ya que en el socialismo “todos somos dueños de los medios de producción”. Algo que se toman al pie de la letra algunos cubanos.

Dudoso de si había leído bien, se dirigió a una señora que en otra mesa se tomaba un café.

-¿Usted ha leído ese letrero? –le preguntó.

-Claro, hijo, es una cochinada. En mi viaje anterior estaba ahí. Entonces lo leí.

Cosas del socialismo de Fidel. ¿Usted no ha visitado las cafeterías de los cubanos que no pagan con chavitos?

-Sinceramente, no las conozco.

-Pues se ha perdido usted grandes espectáculos dignos de buenos filmes de humor negro. Alégrese.

El cubano-americano se levantó de su asiento, guardó su billetera, y sin decir palabra, se alejó del lugar, convencido de que la gastronomía cubana es un desastre 




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