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La Habana sin carnaval

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - La Habana no tuvo fiesta de carnaval este año. Las razones no se conocen. Terminó marzo y con él la esperanza de celebrar el más popular festejo de los habaneros. El Ministerio de Cultura, encargado de la organización de los carnavales, no ha dicho ni jota, pero la nota necrológica del fin del carnaval habanero puede leerse en la desactivación del taller de Habana del Este, donde se preparaban las carrozas, convertido ahora en parque de ómnibus.

El declive del carnaval de La Habana, y en toda la isla, se inició con las nuevas concepciones ideológicas y la falta de apoyo oficial desde 1959. Las costumbres y usos se trocaron, porque al  régimen no le gustó que, aunque simbólicamente, hubiera en Cuba reinas, damas y pajes que impregnaban la atmósfera de cierto tufo monárquico.

La reina, figura central de los festejos, se convirtió en estrella, las damas se transformaron en luceros, y los pajes en niños pioneros. Nuevo envase para un antiguo perfume, que desnaturalizaba el carnaval. A partir de entonces aspirar a estrella exigía no tanto de la belleza femenina como del maquillaje político. El rey Momo desapareció del mapa carnavalesco, así como las máscaras, los antifaces, y los paseos de los habaneros por el Prado y el Malecón se limitaron a unas cuadras.

Por otra parte, la confiscación de industrias y comercios, que financiaban la ornamentación de la ciudad en vísperas y durante el carnaval, fue otro golpe al colorido del mismo.

Quedaba atrás la ilusión de superar en vistosidad y alegría al carnaval de Río de Janeiro. Se eliminó el certamen para elegir a la reina y sus damas. Algunas de aquellas bellezas saltaron a la fama y se convirtieron en actrices de radio y televisión.

El desfile de las comparsas, detrás de las cuales el pueblo  “arrollaba”, tenía para todos el mismo propósito: gozar del carnaval. Era como el abrazo de la cubanidad, bajo la mirada complacida de San Cristóbal, patrón fundador y protector de La Habana.

No olvidar que la historia de Cuba empezó a reescribirse bajo los tiros en el carnaval de Santiago de Cuba en julio de 1953, la madrugada de Santa Ana.




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