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Cuando se es alguien

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, abril (PD, www.cubanet.org) - En este pasaje llamado revolución cubana, donde penden inertes los que son o intentan ser comunistas, son más los frutos “podridos” que los que el régimen pueda cosechar. Militar en el Partido Comunista y entonar a coro los intereses políticos del generalato histórico, más que romanticismo es rifarse un puesto solvente en esa membresía sólo para “confiables”.

Ser militante no significa ser alguien, sino algo. Pero el que un mal día dejó de ser libre para responder a los impulsos del castrismo, hoy alberga un sinnúmero de confusiones. Por eso me estimula saber que no estoy solo ante la incertidumbre de quiénes somos y hacia dónde vamos. Para bien de todos los cubanos y por encima de toda diferencia religiosa o política, avisto capítulos de reconciliación donde no aparecen el historicismo y sus viejos actores.    

Recibí en mí correo electrónico, cortesía de un amigo lector, la carta-reflexión sobre Orlando Zapata Tamayo, atribuida al matancero, sociólogo  y militante de Partido Comunista de Cuba, Daniel Martínez. Después de leerla se puede decir que el Daniel militante dejó de esconder su cuello como el avestruz. Ávido de convencimiento aparece como un revolucionario crítico que encara la realidad y se coloca de espalda a sus preceptos y estatutos.

Ahora mismo Daniel Martínez puede estar bajo cuestionamiento, o en el peor de los casos, despedido del hotel Sol Sirenas Coral Resort donde supuestamente labora. El hecho de no compartir esa burda maniobra castrista que no necesito reiterar sobre la muerte extraoficial de Orlando Zapata Tamayo, en su caso pasa de lo trivial a lo profundo. Saberse en este momento rociado por las “confusiones del enemigo”, o descifrando la media verdad del oficialismo, sin quererlo claro está, merece que le despejen ciertas dudas.

Daniel no tiene buena opinión de los disidentes, porque según él, sabe de ellos lo que le cuenta el periódico Granma. Sin embargo, buena parte de la disidencia interna leyó y aceptó su reflexión divulgada en Internet con beneplácito, sobre la muerte de Zapata Tamayo. Y puede sentirse alejado de posturas conservadoras o radicales por las cuales ha luchado y lucha, pero nunca ha estado tan cerca de ser un crítico del régimen con despuntes de disidente.

En cuanto a preguntarse ¿qué está pasando aquí para que ahora hagan huelga los gusanos?, pasa lo de siempre: no somos escuchados, ¿O sí?

¿Cuántos quieren y lo consiguen, escapar de las humillaciones y el desprecio de los gobernantes cubanos? ¿Quiénes callan y por qué lo hacen?

Vea, señor Daniel, a los que murieron en el estrecho de Florida, a los exiliados, a las pacifistas Damas de Blanco, a los prisioneros de conciencia o a los merolicos (vendedores ambulantes) de nuestras calles, también como huelguistas. Créame que usted también está a punto de inmolarse o aparecer como mercenario en su próxima reunión del partido, si es que aún pertenece a la organización. ¿Usted ya está en huelga?

Claro, desde nuestra arista podemos entender al militante comunista, al jornalero, al corrupto o al disidente. Basta un poco de sentido común o dignidad, y se es alguien como usted y no algo enmudecido e inanimado como sus compañeros del núcleo del partido.  Zapata Tamayo murió por los cubanos y otros tres están resuelto a morir por la misma causa. Tantas miradas acusadoras sobre la falta de libertades en Cuba no pueden estar equivocadas.  

Enhorabuena. Daniel Martínez es alguien que se nos une, aunque sea desde una posición altruista y confusa. Optó por quejarse hacia fuera porque intramuros las “organizaciones de masas” andan atareadas con el trabajo político ideológico, no hay tiempo para más.

odelinalfonso@yahoo.com




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