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No al contubernio

Francisco Chaviano González

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Según publicó CubaNet el pasado 24 de marzo, Citando a la agencia EFE, el Canciller español, Miguel Ángel Moratinos, defendió su pretensión de cambiar la política de la Unión Europea hacia Cuba, al considerar probado que la Posición Común de 1996, ni ha dado resultados ni ha comprometido al régimen castrista en el respeto a los derechos humanos.

Se asegura, además, que Moratinos abogó ante la cámara baja del Congreso por el diálogo con Cuba, en espera de que ello comprometa al gobierno, y reiteró que no se invitará a los disidentes a sus fiestas nacionales, como reclama el gobierno de Castro. Dijo además que, gracias al diálogo que España mantiene con Cuba desde hace 3 años, se han excarcelado a 17 presos del Grupo de los 75.
 
No cabe la menor duda de que el gobierno español y su Canciller, están inspirados en los mejores propósitos, pero también de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, y es hacia  allí donde nos arrastra la política de España.
 
El gobierno español y el mundo debían saber que Fidel Castro no es dado a ceder en nada, que acostumbra a negociar en el plano político, y en todos, aplicando la ley del embudo; siempre lo ancho para él y lo estrecho para su contraparte.
 
Bajo esta premisa se desarrolla la citada política española, que ha logrado allanarle el camino a Cuba en Europa. Los países del viejo continente comenzaron a desentenderse del problema cubano, las puertas de sus embajadas en La Habana se estrecharon para la disidencia, al punto de desalentarla considerablemente. A cambio, el gobierno de los Castro concedió licencia extrapenal a 4 prisioneros de los 75. Los otros reos políticos liberados habían cumplido sus condenas.
 
En el año 1995, tras la crisis de los balseros, Europa condicionó a Cuba cierta ayuda a cambio de algunas aperturas y la liberación de presos políticos. El gobierno cubano se vio obligado a ceder, liberó algunos reclusos e hizo algunas aperturas. En el año 2004, producto de las sanciones europeas y la repercusión de las condenas por la llamada Primavera Negra, el gobierno decidió liberar a algunas decenas de presos políticos. La presión ha logrado más  que el comprometimiento.
 
Invitar a la disidencia a las fiestas nacionales de los países europeos, más que un agasajo al amigo que lucha en condiciones difíciles, debía ser un problema de principio de reciprocidad para las cancillerías. ¿Acaso Cuba no invita a quien quiere a sus actividades en Europa?
 
Cualquier cosa que haga el viejo continente obtendrá magros resultados, lo mismo cediendo que siendo austeros. Los negocios con Cuba tampoco tienen muchas perspectivas, no pocos inversionistas han sido timados de una forma u otra, y la generalidad termina perdiendo su dinero con una deuda incobrable. ¿Por qué entonces favorecerlos?




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