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Lágrimas de un yemení

José Manuel Caraballo, APLA

MORÓN, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Rijadh Mohamed Ahmed viajó miles de kilómetros desde Yemen. Su familia reunió dinero para que el adolescente estudiara medicina en Cuba.

Rijadh y su familia fueron engañados. Si bien es cierto que la medicina en Cuba, goza de prestigio, vivir en la Isla es una odisea.

Mohmed Ahmed vino a Morón a estudiar español y el primer choque que tuvo fue con la alimentación en la Facultad de Ciencias Médicas. “The food is  very bad” (la comida es muy mala) - comentó a este cronista que lo conoció una noche de sábado en un bar-cafetería  de la ciudad.

La mayoría de los árabes que vinieron a estudiar a Cuba son musulmanes, y no comen cerdo, lo que significa un choque de culturas culinarias, porque aquí la carne de cerdo es un plato típico. Debido a ello iban cada día a una casa particular de un trabajador de la escuela, donde cocinaban a su gusto, y les cobraban 25 pesos cubanos por cada plato. Pero, en Cuba, Rijadh trocó sus prioridades y se fue olvidando de Alá.

El ron cubano lo enganchó, y como no estaba acostumbrado a beber, se emborrachaba  fácilmente, discutía con amigos, y armaba desórdenes en los centros nocturnos. Por su endeble físico los otros muchas veces no hacían caso a sus faltas de respeto; pero llegaba a la facultad tarde en la noche y embriagado.

El rector le llamó la atención varias veces, pero ya estaba atrapado en el alcoholismo. Entonces empezó a pedir dinero a otros estudiantes
bohemios de su nuevo círculo de amigos; vendió el reloj que su padre le regaló, y se fue convirtiendo en un verdadero desastre.

En su contra también estaba la amistad que entabló conmigo, un periodista independiente bastante mal visto por el poder, lo que resulta imperdonable para las autoridades.
Rijadh se convirtió en parte de la familia bohemia del bar Jardín Apolo, y aprendió muchas palabra en este lugar; pero no a beber moderadamente, y su relación con un disidente acabó con sus estudios. Comentó que se iría a su país a combatir a los norteamericanos, porque Bin Laden era su ídolo.

En 20 de enero, a las ocho y treinta de la noche, Ahmed lloró, bebió, y siguió llorando hasta más no poder porque había sido expulsado de la Facultad de Medicina por mala conducta.

-Director de escuela dice que tú eres malo. Le dije: I´m a free man. Joseph es mi amigo. 
Si bien es cierto que Ahmed vino a Cuba a estudiar y no a parrandear, todos nos preguntamos; ¿Dónde estaban los educadores guías a la hora de explicarle que la carrera de Medicina no es una pachanga?

 




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